ANA CARMEN PÉREZ GARRIDO. "Recortar en educación es recortarse a sí mismo"
ALBA VILLÉN
Ana Carmen Pérez dispara directa a la verdad. Esta torrecampeña de veintiún años cree en la sociedad por encima de todo, y de ello nace su pasión por la política. Estudia cuarto de Ciencias Políticas en Granada y su carácter abierto hace que lleve siempre las riendas de la conversación con su entorno. Alegre y optimista, estar cerca de Ana Carmen es recibir sonrisas continuamente. Esta joven comprometida apuesta por una sociedad basada en el respeto y cree que otro modelo de vida es posible con un pequeño esfuerzo por parte de políticos y ciudadanos.

Ana Carmen Pérez dispara directa a la verdad. Esta torrecampeña de veintiún años cree en la sociedad por encima de todo, y de ello nace su pasión por la política. Estudia cuarto de Ciencias Políticas en Granada y su carácter abierto hace que lleve siempre las riendas de la conversación con su entorno. Alegre y optimista, estar cerca de Ana Carmen es recibir sonrisas continuamente. Esta joven comprometida apuesta por una sociedad basada en el respeto y cree que otro modelo de vida es posible con un pequeño esfuerzo por parte de políticos y ciudadanos.
—¿Siempre le interesó la política?
—No la política, sino todo lo que ella mueve. Siempre me interesaron la gente, la sociedad, los cambios que se producen en las personas, y para mí eso está totalmente ligado a la política. En Bachillerato decidí que era lo mío.
—¿Ha trabajado en su materia?
—Sí, este verano hice mis primeras prácticas. En la carrera vemos gran cantidad de asignaturas de carácter organizacional y es una rama que me gusta mucho, con lo cual consideré hacer unas prácticas Ícaro en el Ayuntamiento de Torredelcampo. Me he dado cuenta de que no es tan difícil meterse en la vida laboral, pues una vez que estás dentro se te van planteando metas y puedes llevarlas a cabo sin problema. Yo he estado en Secretaría, que es una de las partes fundamentales del Ayuntamiento, y he tenido la suerte de manejar licencias de obras, autorizaciones, sanciones, notificaciones, certificados o casos de responsabilidad patrimonial.
—¿Cree que el plan de estudios de Ciencias Políticas se adapta a las necesidades que plantea esta rama en la vida real?
—La carrera que estudio no es la panacea que todo lo cura. No es la solución a todo, pero tiene asignaturas de muchos tipos. Técnicas de investigación social, Historia, Ideologías políticas, Economía, Hacienda pública, Análisis de las políticas públicas, etc. El político que llega arriba y le dan una cartera de alguna materia, evidentemente tiene que saber de algo de eso, pero en realidad se suele contratar a asesores políticos especialistas en determinados campos, porque el político que llega ahí no lo hace por haber estudiado Ciencias Políticas ni por tener mucha idea de esa materia, sino por llevar tiempo militando en el partido. Yo tengo la esperanza de que aunque a mÍ no me gusten los partidos políticos, ni me afilie, quizás el día de mañana me contraten porque sí sepa mucho de alguno de los temas en los que la política se desarrolla.
— ¿Se decanta por alguna ideología política? ¿Por qué?
—La gente dice que en política siempre tienes que decantarte hacia un lado, sin embargo yo creo en la neutralidad porque pienso que todas las perspectivas tienen un valor importante. Tanto Gobierno como oposición son vitales. En el momento en que tú tienes una “tendencia política definida” puede que no seas imparcial al ver el orden de prioridades correcto, o ni siquiera seas capaz de percibir las diferentes perspectivas.
—¿Qué le mantiene viva la llama para creer en la política en los tiempos que corren?
—Desde luego que es difícil creer en la política ahora, cuando solo escuchamos en los medios casos de corrupción, paro, deuda pública y demás problemas. Sin embargo creo que todo se irá solucionando, los problemas estructurales son pasajeros. España está metida en un proceso de cambio, a mi modo de ver, que tenemos que pasarlo. Hay que cambiar problemas en la producción, debemos entender que hay que trabajar menos pero mejor, saber qué es rentable y qué no. Cuando nos demos cuenta de eso, quizás entendamos que la situación de paro actual no es tan grave como todo lo que queda por cambiar. Yo tengo confianza porque creo en la sociedad y en que todo tiene solución.
—¿Cómo se motiva a la sociedad para que se sienta identificada con sus políticos?
—Creo que lo que hay que hacer, fundamentalmente, es crear una conciencia cívica del respeto, una buena educación, una base sólida en la que todo el mundo, desde el ciudadano hasta el gobernante, se respete para que la estructura de poder que hay sea válida. Si partimos de estas pautas, la gente empezará a creer en los gobernantes.
—¿Cómo ve los recortes en Educación?
—Los recortes son totalmente erróneos. Está comprobado que todo dinero invertido en educación se recupera con el tiempo con creces. En la educación nunca se gasta, siempre se invierte y se da calidad a la sociedad para el día de mañana. Me parece una tontería recortar en educación, porque te estás recortando a ti mismo, pues están limitando su propio país. La educación es fundamental para poder estar a la altura de las circunstancias que se nos presentan, todos tenemos derecho a una educación pública y de calidad. La educación y la sanidad deberían ser el puesto uno y dos, respectivamente, en la lista de prioridades. Yo asistí a dos manifestaciones, además de un encierro en la facultad en contra de las subidas de las tasas. No tenemos derecho a acabar con lo que nuestros antepasados trabajaron tanto y lucharon por conseguir.
—¿Cree que es necesario saber idiomas para ser político en España?
—No solo necesario, sino fundamental. En el mundo globalizado en el que vivimos tenemos que entender que la formación de varios idiomas nos abre muchas puertas y que los representantes de naciones como España deben estar a la altura para interactuar con dirigentes de otros países.
—Pero, sin embargo, los presidentes españoles parecen no desenvolverse mucho en lenguas extranjeras.
—Claro, pero eso ocurre por la democracia de partidos. A ellos no se les pide que hablen inglés, a ellos se les exige que estén militando durante cierto tiempo en el partido hasta que se los elige como representantes. Evidentemente deberían saber inglés, alemán o francés, pero si la sociedad no se lo ha pedido antes, tampoco tiene ya mucha solución. Lo que hay que inculcar es una sociedad que vote a gente competente de verdad, que merezca la pena y que se valore la formación, no el tiempo que lleva militando en el partido.
—¿Qué camino pretende seguir para enfocar su futuro a esta ciencia?. ¿Por qué rama se decanta?
—No estudio un futuro lejano, mi futuro más próximo es terminar mis estudios y completarlos con algún máster y cursos de idiomas. Haría uno de Asesoría política, geopolítica y geoestrategia mundial, o también me gustaN el márquetin y la comunicación políticos. Si hay algo que tiene de bueno la licenciatura que realizo es la cantidad de puertas que te deja abrir, así que creo que hay que progresar sin miedo. Sería interesante realizar campañas electorales y políticas. La política exterior también me parece muy interesante, considero que las relaciones que tiene España con otros países son muy importantes, y la geopolítica y la geoestrategia son ramas con gran potencia para la sociedad.