Amigo Vallejo ensalza el amor de la Virgen de los Remedios como Madre

Nuria López Priego /Jaén
Hay días que son inolvidables, pese a los nubarrones y los desastres atmosféricos, y el de ayer fue uno de ellos en Ibros. La jornada grande de las fiestas de la Virgen de los Remedios estuvo presidida por el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, que, en la homilía, ensalzó el amor de María como Madre de todos los hombres.

    04 may 2011 / 09:19 H.


    Los nubarrones pendían amenazadores sobre La Loma, cuando, a las ocho y media de la mañana, la Banda Sinfónica de Linares, encabezada por el Estandarte de la Virgen de los Remedios, partió de la Avenida de Andalucía, de Ibros, despertando con su diana floreada a los pocos vecinos que habían conseguido pegar ojo en una madrugada de arduo trabajo, limpiando los desastres que habían ocasionado los 83 litros por metro cuadrado registrados la noche anterior, con el fin de que las calles estuvieran a punto para la procesión de la patrona, en el día grande de sus fiestas. Una jornada que, ayer, era doblemente importante porque visitaba el municipio el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. Un hombre “sencillo”, de trato amable y “palabra llana”, que impresionó a los vecinos con su verbo, su entrega a los ciudadanos y la cercanía que mostró a todo aquel que se acercó a él, como destacó a este periódico la presidenta de la hermandad de la Virgen de los Remedios, María Martos.
    Según el párroco de Ibros, Juan Antonio Marín Linares, cuando la comunidad parroquial propuso a Amigo Vallejo que visitara el municipio, él aceptó la invitación “con todo el cariño del mundo”, y ese afecto fue, precisamente, el que el cardenal exhibió durante la celebración de la misa en honor de la Virgen de los Remedios. En una homilía que conmovió a las decenas de fieles que llenaban la iglesia, el arzobispo emérito de Sevilla ensalzó el amor y el cariño de una madre a sus hijos reflejado en la imagen de la Virgen María. Otro de los momentos más emocionantes de la misa, que estuvo amenizada por el coro “Music-Alma”, de Linares, se vivió con la Salve a la Virgen. Pero el culmen de la jornada fue, sin duda, la procesión de la imagen de la patrona por las calles ibreñas. “La gente iba con la Virgen y eso es lo que le ha gustado al cardenal, porque se veía el fervor del pueblo a la patrona, que es la que une a Ibros”, destacó Martos.