Alternativas cinéfilas

Si, de repente, la pantalla de televisión de todos los bares de tu barrio se torna del verde del césped de un campo de fútbol —pongámosle del Camp Nou—, once hombres contra once corren desaforados tras un esférico en un 'clásico' que resulta que, a la cuarta, ya no es tan clásico y ves que decenas de individuos, dominados por algún extraño hechizo, se desgañitan en insultos contra el rival merengue o culé, enrojecen de rabia por las decisiones del árbitro de turno y se abrazan a cualquiera simplemente porque, al enésimo intento, el caprichoso balón entró por fin en la portería contraria, no desfallezcas.

    04 may 2011 / 18:57 H.

    Hay remedios     —como pasear por el Bulevar y comer unas pipas, bebiendo un litro de cerveza o una granizada—, antes de claudicar y contagiarte de la misma enfermedad que le tiene sorbido el seso al 90% de la población española, enmascarando una pestilente y vergonzosa política económica y financiera.
    Y si hay antídotos para los insurgentes del llamado “deporte rey”, también los hay cuando la cartelera no ofrece más que simplezas como Águila Roja —por mucho que esté arrasando desde Semana Santa—, Hop, Fast and Fourious, Scream 4 o Caperucita roja. Quedan los videoblubes —esos míticos establecimientos en crítico peligro de extinción—, el cine on line, las descargas ilegales, mal que le pese a la ministra de Cultura, a la gran familia del cine español y a la industria norteamericana, y una iniciativa tan original, interesante e inspiradora para otras venideras, como el primer Festival Europeo de Cine Invisible. Un proyecto que ofrece a los espectadores de la provincia la posibilidad de rebelarse contra los dictados de distribuidores, que, con una selección de películas mediocre, limitada y puramente comercial, los condenan a ser ciudadanos de segunda.
    Con cuatro secciones oficiales —Cine Inédito Español, Europeo y Documental— y una Paralela, de Joyas del Cine Español, este festival se erige en un instrumento democrático de cultura. Un recurso de opciones fílmicas que se abre con un mero cliqueo y un código y que lleva hasta películas divertidas e inteligentes, como Cartas a Dios, y pseudodocumentales, como Todes vós sodes capitáns. Eso sí, como todo lo bueno, tiene fecha de caducidad, y es el 11 de mayo. Por Nuria López.