ALMA DE BLUES. El festival de Cazorla llega a su cénit
María José Bayona / Cazorla
Cazorla cambia su nombre durante tres días por el de Cazorleans. Sus calles y plazas, aquellas que conducen a los cuatro escenarios donde se desarrollan los conciertos del Festival Internacional BluesCazorla, están señaladas por banderolas rojas que marcan el camino a seguir.

Cazorla cambia su nombre durante tres días por el de Cazorleans. Sus calles y plazas, aquellas que conducen a los cuatro escenarios donde se desarrollan los conciertos del Festival Internacional BluesCazorla, están señaladas por banderolas rojas que marcan el camino a seguir.
Todo buen blusero, y son muchísimos los que se han dado cita en Cazorla que ostentan ese título, sólo debe caminar por la senda de las banderolas para no perderse ni uno solo de los conciertos. Miles de personas inundan durante estos tres días el municipio, a la ribera del río Cerezuelo que a todos los efectos bien podría ser, de pleno derecho, el Mississippi. Sus atuendos están bien estudiados: camisetas negras, calzado cómodo y pantalones vaqueros durante la noche, o ropa más liviana y fresca durante el día para sobrellevar los rigores del tramo final de julio. Inconfundiblemente atractivas resultan las motos Harley Davinson que nos encontramos por doquier, bien aparcadas y brillantes, y que son, estos días, uno de los vehículos más admirados por los cazorleños, con su atronar harley inconfundible, que a muchos moteros les suena a música celestial.
Y hablando de vehículos, el parking de la plaza de Andalucía no da abasto estos días y, aunque existen otras alternativas como el de la Villa Turística o el del ferial, digamos que se ha de hacer un poco la vista gorda para no freír a multas a tantos automóviles que, como es lógico, no encuentran aparcamiento y muchas veces se quedan donde buenamente pueden. Digamos que uno de los ambientes más atractivos lo encontramos el viernes y el sábado en la Plaza de Santa María, que en estos días, y debido al patrocinio de Cruzcampo, pasa a llamarse escenario Gambrinus. Recoge realmente el espíritu festivo y alegre del personaje icono de la cerveza, porque desde la una del mediodía hasta pasadas las tres de la tarde concentra las actuaciones gratuitas de tres grupos y a un numeroso público que inunda la típica plaza en pleno casco histórico de Cazorla; degustando al tiempo tapas y raciones de la gastronomía autóctona mientras deleitan sus oídos con el blues mas acústico de Raimundo Amador, JP Camellas & Talavera o The Walking Stickman & Balta Bordoy.
Para hoy sábado, están programadas las actuaciones de Aladi Olmos & David García, Julián Freire & Ñaco y Txus Blues & J. Bluesfingers. Cientos de adeptos en una interminable marea humana, dividida en grupos, se dirigen, sobre las seis de la tarde, hasta el auditorio del parque del Cristo, que ahora cambia su nombre por Jaén Paraíso Interior. Allí y después de un descanso o una siesta reparadora, los más afortunados disfrutarán de las actuaciones de los grupos patrios. Hoy tocan Granujas Dog Band, The Blueshackers y la banda liderada por Lichis (ex Cabra Mecánica) Troublemakers. A partir de las once de la noche el magnetismo del blues nos conducirá al coso cazorleño donde se lidiaran los sonidos de consolidadas y legendarias bandas como el combo de Chicago Blues: A living history que nos trasladará al blues del Chicago de los años 40 con figuras de la talla de Billy Chico Arnold; John Primer; Billy Branco, Lurrie Bell y todas sus estrellas en una rara y emocionante actuación. Y dará paso a estos clásicos una de las figuras femeninas más destacadas y la más esperada, Susan Tedeschi, que llega después de largas giras por Estados Unidos con su espectacular puesta en escena. BB & The Blues Shacks ofrecerán un estilo swing/suflé de los años 40 y 50, con composiciones propias, y son un referente de las nuevas bandas de blues. Cierran el telón los bilbainos Travellin’Brothers, unos locos por el blues que se han ganado a pulso el lugar que ocupan.