Alimensur desafía a la crisis y se cierra con buen sabor de boca
La Feria de la Alimentación, Alimensur, acaba de cerrar sus puertas y desde la organización ya se habla de un balance más que positivo, no sólo por el volumen de negocio, que ha sido satisfactorio para los participantes, sino en cuanto a número de visitas que se han dado cita desde el viernes en la Institución Ferial.
Durante el fin de semana, la demanda ha sido tal que algunos de los estands se quedaron sin parte de su género, un dato que da idea del atractivo que esta iniciativa representa entre los jiennenses. En este punto hay que recordar que ya el 80 por ciento de los participantes lo había hecho en alguna edición anterior y si repiten es obvio que para ellos es una actividad rentable. Como era de esperar, uno de los grandes reclamos ha sido el festival de la cerveza, que tanto el sábado como el domingo contó con una amplia respuesta de público. Tres mil metros cuadrados de espacio en un pabellón dedicados expresamente a esta sana bebida tan popular por estas tierras. A pesar de la mala situación económica por la que se atraviesa, la peculiar filosofía de este acto, basado en la venta directa de los productos, lo hace rentable para los que año tras año concurren a la cita. Además, las actividades paralelas que se han organizado suponen un interesante gancho, como es el caso del set de cocina que en cada una de las degustaciones acumulaba una gran cantidad de público deseoso de probar los platos que se cocinaban “in situ”. También, el estand de catas, previsto para veinticinco personas en cada sesión, se quedó pequeño. Es innegable que el éxito de Alimensur es el éxito de la artesanía llevada a la gastronomía, de productos hechos con una calidad y un mimo excepcionales, a menudo fuera de las grandes cadenas de distribución. Por eso en esta feria tienen su oportunidad de enseñar sus tesoros para el paladar, esas exquisiteces artesanas que tan buena acogida tienen entre quienes saben distinguir entre lo bueno, lo mejor.