Alemania vuelve a colocar al campo español bajo sospecha
El Gobierno alemán lo tiene claro y así ha actuado contra un producto que se cría en España, el maíz transgénico. No es la primera vez que lo hace, porque ya con el aceite de oliva actuó de la misma forma, debido a los pesticidas que detectó en todas las partidas que analizaba, que aunque en restos mínimos, demostraba, siempre según las autoridades sanitarias alemanas, un uso abusivo en la producción de la aceituna por parte de los olivareros españoles. Nos coloca de nuevo en el ojo del huracán y esta vez con un producto que tiene todas las bendiciones de la Unión Europea, el maíz transgénico (que significa que está alterado genéticamente) y del que España se había especializado y empezaba a ser una forma alternativa de desarrollo agrícola.
El Gobierno alemán subraya que hay “pruebas suficientes de deterioro del medio ambiente” y de un zarpazo lo prohibe. Qué puede hacer España, pues reclamar sus derechos a producirlo porque está legislativamente respaldado y reclamar todo tipo de indemnizaciones a las autoridades alemanas. Es más, el Gobierno español tiene que hacer frente a estas denuncias y no olvidarse nunca que un buen “lobby” patrio en Bruselas y en Estrasburgo, las sedes de la política comunitaria europea, es sin duda de ningún tipo la mejor de las inversiones que se pueda hacer.
Desde aquí lo reclamamos siempre, pero especialmente ahora que el aceite de oliva bate récords históricos de precio a la baja y cuando 2013 parece que aún queda lejos y está a la vuelta de la esquina. Estamos ante unos años primorosos para hacer alta política agrícola en la Unión Europea y aunque es cierto que el “grifo” de euros tiende a cerrarse, la Europa de los pueblos que proclama la propia constitución no puede dejar olvidados a cientos de municipios que dependen única y exclusivamente del olivar y del aceite de oliva.
El Gobierno alemán subraya que hay “pruebas suficientes de deterioro del medio ambiente” y de un zarpazo lo prohibe. Qué puede hacer España, pues reclamar sus derechos a producirlo porque está legislativamente respaldado y reclamar todo tipo de indemnizaciones a las autoridades alemanas. Es más, el Gobierno español tiene que hacer frente a estas denuncias y no olvidarse nunca que un buen “lobby” patrio en Bruselas y en Estrasburgo, las sedes de la política comunitaria europea, es sin duda de ningún tipo la mejor de las inversiones que se pueda hacer.
Desde aquí lo reclamamos siempre, pero especialmente ahora que el aceite de oliva bate récords históricos de precio a la baja y cuando 2013 parece que aún queda lejos y está a la vuelta de la esquina. Estamos ante unos años primorosos para hacer alta política agrícola en la Unión Europea y aunque es cierto que el “grifo” de euros tiende a cerrarse, la Europa de los pueblos que proclama la propia constitución no puede dejar olvidados a cientos de municipios que dependen única y exclusivamente del olivar y del aceite de oliva.