Alcalá vive el fin de semana más intenso y multicultural del año
Si la buena aceptación de una actividad hay que medirla por la cantidad de público que responde a la convocatoria, es innegable que Etnosur supone un auténtico éxito sin paliativo alguno.
Durante tres días la ciudad de La Mota se transforma por completo, respira vida por los cuatro costados y se llena hasta rebosar de forasteros llegados desde cualquier sitio, todos con la sana intención de disfrutar al máximo de lo que puede llegar a dar un municipio cuando se multiplican sus habitantes hasta la máxima expresión. Siempre hay que dar cifras porque los balances lo reclaman, pero lo importante, más allá de los números, es la realidad y eso se palpa sólo viviendo alguna de las intensísimas jornadas de actos, con su día y su noche, en un ambiente único que se repite desde hace ya trece años. Talleres, música, cine, foros, circo, teatro… El programa se extiende por las calles y plazas de la ciudad y contenta al público de todas las edades. Pero el Festival Étnico de la Sierra Sur es mucho más que los miles de visitantes. Sin duda, el valor primordial de este festival es que los alcalaínos se lo han creído desde el primer momento, lo han hecho suyo, y se vuelcan como el que más. Son los anfitriones perfectos que cualquier organización de una cita de estas características podría tener, un auténtico tesoro de esos tan valiosos que no se pueden pagar con dinero. Tampoco hay que olvidar que los beneficios para la ciudad son evidentes, porque quienes llegan desde fuera tienen que comer y dormir durante el largo fin de semana y, de una u otra forma, repercute en la mayoría de los establecimientos. Por no hablar del valor intangible que de promoción turística supone que miles de personas lleguen para conocer de primera mano. Hoy se despide y cierra sus ficticias puertas, porque no las tiene, con la íntima satisfacción de haber sido testigo, un año más, de una cita ya imprescindible en el calendario.