Alcalá la Real. Aceituna recogida a la carta

Un cordobés, Ángel Jiménez, y un alcalaíno, José Medina, impulsan Coralca, un proyecto empresarial dedicado a la recolección de fincas olivareras. Movilizan, durante meses, a un equipo de cuarenta personas y trabajan en varias provincias andaluzas y en Portugal.

    15 sep 2009 / 10:33 H.

    De la fusión de Córdoba y Alcalá surgió Coralca, una compañía de servicios agrícolas especializada en la recolección de la aceituna, con sede en la aldea de Santa Ana. Sus promotores se embarcaron en una cuantiosa inversión, muy superior al medio millón de euros. Ya han transcurrido cinco años desde la fundación de la firma, que cuenta con cuatro máquinas vibradoras “buggy”, tres tractores, dos barredoras y cuatro quads.
    El trabajo empieza en septiembre, en tierras cordobesas, con el verdeo y dura hasta primavera. Cuando la actividad está en auge Coralca llega a movilizar hasta a cuarenta personas. La zona en la que se desarrolla la labor de la sociedad está, en su mayor parte, fuera de la Sierra Sur. De hecho, se centra sobre todo en las provincias de Córdoba y Granada, puntos de la Loma como Úbeda y tierras lusas.
    De acuerdo con las estimaciones de los emprendedores, a lo largo de la temporada el volumen de kilos recolectado por Coralca puede rondar los dos millones. En superficie, su equipo visita entre quinientas y setecientas hectáreas, es decir, una extensión de entre cinco y siete kilómetros cuadrados. El servicio es integral, pues se ofrece, incluso, el transporte del fruto hasta la almazara.
    DIFICULTADES. Sin embargo, pese a la elevada demanda, no todo es coser y cantar. José Medina explica que, desde que se fundó la empresa en 2004, la evolución del precio que perciben por cada kilo de olivas va a la baja. El motivo, aparte de la bajada en la cotización del aceite, radica, según explica, en la “competencia desleal”.  Indica que existen muchos “piratas” que se brindan a recoger la producción a unos precios con los que es complicado competir. “Al no tener que pagar impuestos ni estar declarados pueden pedir dos céntimos por kilo menos que nosotros”, dice Medina. Además, subraya que, actualmente, cualquier persona con un tractor convencional, simplemente con acoplar al vehículo unas pinzas de vibración, puede hacer el trabajo. “Algunos, incluso, están cobrando el paro”, indica contrariado. En este sentido, destaca que Coralca es una de las pocas empresas “dadas de alta” y adaptada a la normativa de riesgos laborales.
    Ante ese panorama, los dos socios se ven obligados a negociar con los propietarios de las fincas con unos márgenes muy ajustados, máxime si se tienen en cuenta los costes de personal.
    Respecto a la actividad en sí, está totalmente mecanizada.  Los “buggy” agitan el árbol, ayudados por los vareadores, y los quads tiran de los mantos o fardos para agilizar al máximo el trabajo. Las olivas que han caído al suelo se reúnen con las barredoras. En cuanto a las de verdeo, el procedimiento para tirar las aceitunas es idéntico. Con estas tareas arrancan jornadas intensas repletas de esfuerzo, que no se interrumpen ni siquiera los fines de semana, por  toda la mitad meridional de la Península Ibérica.
    Juan Rafael Hinojosa / Alcalá