Al servicio de los desfavorecidos
Hasta el nombre de la calle en la que vio la luz por primera vez está ligado con su profesión. Hace cincuenta y tres años, su madre alumbró a su cuarto hijo, la niña de sus ojos, en la zona conocida como Los Gitanos.

El lugar, convertido ahora en una gran avenida de Villanueva del Arzobispo, es una mina de emociones y recuerdos para Juana Mármol Felgueras, una mujer con una sensibilidad especial hacia la gente vapuleada por circunstancias de la vida. Creció en un ambiente rural, con la naturaleza como marco incomparable y con sanos juegos que invitaban a formas de comunicación totalmente divergentes con las que ofrece la sociedad actual. La infancia, tan feliz como la de cualquier niño de su época, estuvo marcada por la temprana muerte de sus tan esperados hermanos mellizos.
Hija de agricultores, presume de ser aceitunera altiva. Recuerda aquellos interminables paseos por el campo y los improvisados baños en el río Colorado como algo parecido a un sueño. No puede remediar tanto apego a la tierra. En el colegio de su pueblo dio los primeros pasos de estudiante y continuó la formación en el instituto de Villacarrillo. Se matriculó en Empresariales por exigencias del guion familiar y, en cuanto pudo, como la “cabra” que tira para el monte, cambió de dirección. Fue una amiga la que le abrió los ojos para que viera en Trabajo Social su futuro. Así lo hizo. Su padre, conocido como Ignacio “el del surtidor”, apostó fuerte por su hija y ella no lo defraudó. Terminó justo en el año que se aprobó la Ley de Servicios Sociales. El abanico de ofertas de trabajo estaba, en aquel momento, totalmente abierto. Cierto es que hubo un intento de preparar oposiciones para aprovechar su circunstancial estancia en Madrid. Sin embargo, consciente de que en Andalucía necesitaban gente con su perfil, regresó dispuesta a patearse las administraciones, en busca de los tablones de anuncios, hasta conseguir el contrato de su vida.
Es una veterana en los cuatro centros de servicios sociales que hay en la capital. Dirige, en la actualidad, el del barrio de La Magdalena, ubicado en un lugar con encanto repleto de historia. Su trabajo, apasionante, le permite tender una mano y marcar el camino a jiennenses de todas las edades con problemas derivados de la desestructuración social.
La psicología y las terapias para sentirse bien consigo misma son el secreto de todos sus éxitos. Mujer independiente, luchadora, abierta y extremadamente sentimental, Juana Mármol profesa un cariño especial hacia su pueblo y su gente. Se desvive por hacer feliz a su madre, a la que quiere con locura, y por revivir los buenos momentos en una tierra que no cambia por nada.