“Al cielo” con Jesús Resucitado y la Esperanza en el templo del patrón
Sentimiento “agridulce” en la iglesia de San Amador. La fiesta de la alegría porque Cristo resucitó se vio empañada por el agua e hizo que, por segundo año, la Cofradía de Jesús Resucitado y María Santísima de la Esperanza no saliera a la calle. Eso sí, las imágenes se mecieron al ritmo de la música en el templo.
Los cofrades estuvieron pendientes del cielo hasta el último momento. Confiaban en que, este año, el Resucitado y la Esperanza pasearían por las calles y harían el encuentro en la Fuente Nueva. No pudo ser. La lluvia impidió el último desfile de la Semana Santa así que, a falta de procesión, la fiesta se trasladó a la iglesia de San Amador. “La sensación es un poco de pena, porque esperábamos todo el año este momento, pero las imágenes están los 365 días en la parroquia, así que podemos acompañarlas cuando queramos”, indicó la presidenta de la cofradía, Belén Espejo. Y, en la fiesta de la Resurrección, una multitud quiso estar junto a las tallas.
El trono de Cristo, con gladiolos, rosas y claveles rojos, y el de la Virgen, con rosas y claveles blancos, fueron mecidos en el templo. El primero, al ritmo de la Banda de Cornetas y Tambores Monte Calvario y el segundo, con la Agrupación Musical Maestro Soler. Una gran cantidad de anderos, nazarenos y representantes de las cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad presenció este momento, que tampoco quisieron perderse las autoridades municipales. Como es habitual, se contó con la presencia de la Policía Nacional.
El paso de la Esperanza, que lució nuevo manto, llevó un crespón en recuerdo de alguien que, hasta el último momento de su vida, veneró a la Madre de Dios: Óscar Pulido, que fue costalero y capataz de la Virgen. Para los hermanos que “subieron al cielo”, y especialmente para él, fue la “levantá” del Domingo de Resurrección.
Los cofrades estuvieron pendientes del cielo hasta el último momento. Confiaban en que, este año, el Resucitado y la Esperanza pasearían por las calles y harían el encuentro en la Fuente Nueva. No pudo ser. La lluvia impidió el último desfile de la Semana Santa así que, a falta de procesión, la fiesta se trasladó a la iglesia de San Amador. “La sensación es un poco de pena, porque esperábamos todo el año este momento, pero las imágenes están los 365 días en la parroquia, así que podemos acompañarlas cuando queramos”, indicó la presidenta de la cofradía, Belén Espejo. Y, en la fiesta de la Resurrección, una multitud quiso estar junto a las tallas.
El trono de Cristo, con gladiolos, rosas y claveles rojos, y el de la Virgen, con rosas y claveles blancos, fueron mecidos en el templo. El primero, al ritmo de la Banda de Cornetas y Tambores Monte Calvario y el segundo, con la Agrupación Musical Maestro Soler. Una gran cantidad de anderos, nazarenos y representantes de las cofradías de Pasión y Gloria de la ciudad presenció este momento, que tampoco quisieron perderse las autoridades municipales. Como es habitual, se contó con la presencia de la Policía Nacional.
El paso de la Esperanza, que lució nuevo manto, llevó un crespón en recuerdo de alguien que, hasta el último momento de su vida, veneró a la Madre de Dios: Óscar Pulido, que fue costalero y capataz de la Virgen. Para los hermanos que “subieron al cielo”, y especialmente para él, fue la “levantá” del Domingo de Resurrección.
