Al cielo con ella

Esta Semana Santa hemos conocido que la economía jienense dice adiós a la recesión. Técnicamente habríamos finalizado dos trimestres consecutivos de caída del Producto Interior Bruto, con un trimestre de crecimiento positivo, con lo que en teoría estaríamos en el inicio de una fase de expansión económica, a pesar de que este crecimiento sea mínimo (cuarto trimestre de 2103 0,1%). Hemos pasado una larguísima semana de pasión, desde 2009, a la espera del domingo de gloria, que parece que llega, con algún rayo de sol entre nubarrones, que sale, que no sale, que vuelve la tormenta. A paso lento, con las alpargatas gastadas, con el fajín más apretado que nunca, y la mirada fija en el camino de la esperanza a través del respiradero, los ciudadanos han apretado el hombro y han pasado esta chicotá, que es una cruz, un calvario, y a la vez misterio.

    21 abr 2014 / 22:00 H.

    El cierre de empresas, el desempleo, la austeridad, y la emigración de los jóvenes mejor formados, se han convertido en el día a día, costero a costero, de esta provincia, que con humildad, y silencio, ha sabido adaptarse a esta época de cambios. Se analiza con optimismo este leve crecimiento del 0,1% del Producto Interior Bruto de la provincia, así como el incremento de la producción oleícola, la disminución de la deuda o el aumento del consumo, de pernoctaciones hoteleras o de matriculaciones de vehículos. Sin embargo la cruz de guía camina a paso lento, parsimonioso, y este crecimiento no es suficiente para la creación de empleo, que es lo que nuestra economía necesita. Para crear empleo necesitamos un crecimiento económico próximo al 2%, y no llegamos. Parece que nos van gritando, “¡menos paso quiero!”, a ritmo de saeta, costalero o Nuestro Padre Jesús Nazareno. Los efectos de esta cuaresma perpetua o estación de penitencia son devastadores, para la sociedad, las empresas y las familias. Aún no vamos a ver la época de bonanza de antaño, más aún cuando determinados sectores como el de la construcción siguen estancados. Debemos aprovechar este empuje de la economía y al grito de “a esta es”, poder decir todos juntos “¡Al cielo con ella!”. Rafael Peralta es economista