Ajos 'buenos y baratos' ante la inminente campaña en Jamilena

SILVIA RUIZ DÍAZ /Jaén
Apenas falta un mes para que Jamilena dé la bienvenida a la campaña del ajo. El producto es, quizás, la principal fuente de riqueza de un municipio que cuenta con menos de 3.400 habitantes y que es el más pequeño en extensión de la provincia. Sin embargo, la importancia de este alimento se refleja con un simple dato, que aporta el presidente de la Asociación Andaluza de Ajeros, Juan Garrido García: en Jamilena, unas trescientas familias viven de este sector.

    17 abr 2012 / 16:35 H.

     “Si el tiempo no cambia” y la lluvia, tan necesaria para el olivar, no dificulta la recolección de este cultivo, los jamilenudos se encontrarán, según los datos que maneja el colectivo, ante una temporada “con muy buena calidad”, y también con cantidad. De hecho, se estima que habrá un 30 por ciento más de cosecha que el año pasado.
    En principio, todo parece que marcha “sobre ruedas”. Pero detrás de esa buena calidad y de esa gran cantidad, los ajeros se encuentran con algunos obstáculos que no consiguen superar. Uno de ellos, como ocurre en general en el mundo de la agricultura, tiene que ver con el precio. “Este año están por los suelos para el productor y eso va a repercutir en la nueva campaña”, señala. En estos momentos, está por debajo del coste de producción. “Para que un ajo salga rentable tiene que estar alrededor de 2 euros el kilogramo a la salida de almacén, una vez limpio y empaquetado. El coste de producción está entre 90 céntimos y 1 euros, pero luego lleva sus gastos”, agrega. En estos momentos, como afirma, se vende a 1,50. “Ya nos está costando 40 céntimos”, lamenta.
    De ese inconveniente, a otro más “grave” y que preocupa a la inmensa mayoría: el mercado del ajo chino. “Aquí hay un coladero y las ventas para los productores europeos han bajado. Si no se vende y se consume igual, es porque entra el de China, que es de bajo precio, pero de mala calidad”, denuncia, con la esperanza de que se detecten las “entradas fraudulentas” que, según indica, llegan del mercado asiático, contra el que les resulta imposible competir. “Lo hemos comunicado a Bruselas, porque el ajo que se gasta es el mismo”, insiste. Frente a ello, desde el colectivo se mantiene la esperanza en la marca de calidad de este producto, que entrará en funcionamiento este mismo año.
    Mientras tanto, el municipio prepara la nueva campaña. Curiosamente, al tener una extensión tan pequeña, se hizo necesario buscar otras tierras fértiles por otros municipios. Sin embargo, como manifiesta Juan Garrido, al final esa riqueza siempre se queda en el pueblo. “El ajo luego viene aquí, donde se limpia, se empaqueta y se conserva. Es un producto que necesita mucha mano de obra, porque todo pasa por nuestras manos, desde la limpieza hasta la conservación”, afirma. Con esa tarea estarán hasta que llegue el verano, cuando terminarán una campaña en la que, al final, Jamilena volverá a ser un referente en la producción del ajo español.