“Ahora tengo lo que soñaba”
—Acaba de dar uno de los pasos más importantes de su carrera al entrar a formar parte de la Banda Municipal de Madrid. ¿Qué supone para un instrumentista español esta elección?
—Para un músico pertenecer a esta formación significa alcanzar la gloria porque la Banda de Madrid es la que más tradición, junto a la de Valencia, conserva en España. Es un sueño que perseguimos todos los músicos.
—¿Cómo fue el proceso? ¿Ha sido muy difícil?
—Hice las pruebas en abril de 2014 y, gracias a la ampliación de plazas del Ayuntamiento de Madrid, hemos entrado cuatro compañeros más. Y sí, es muy complicado. Se presentan muchos aspirantes, hasta cincuenta para una sola plaza. A mí me tocó ese día.
—¿Y puede compaginar esta actividad en Madrid con su faceta como profesor?
—Pedí una excedencia en el Conservatorio de Salamanca porque requiere dedicación exclusiva.
—Después de tantos años como docente, ¿no lo echa de menos?
—Quería hacer otras cosas para seguir aprendiendo. Necesitaba aire fresco y formar parte de una banda de tanta categoría me lo ofrecía. Echo de menos dar clase pero, por ahora, no lo cambio por tocar con esta agrupación sinfónica.
—Otra gran experiencia que acaba de vivir fue representar a Jaén en el festival de trombones más importante del mundo.
—Actué en el International Trombone Festival, que este año se acaba de celebrar en Valencia, con el Coro de Trombones de Jaén, el Cuarteto y como solista.
—¿Y cómo ha sido la experiencia?
—Durante cuatro días pudimos ver a los más grandes y esta vivencia en nuestra carrera no tiene otra oportunidad igual. Eso nos va a pasar solo una vez en la vida. Volvemos con más ganas si cabe de trabajar y dar lo mejor de nosotros mismos.
—Este instrumento gana cada vez más espacio en Jaén. ¿No es así?
—En Jaén, gusta mucho, en general, la música y los que hemos tocado el trombón desde toda la vida hemos intentado fomentarlo, sobre todo, Javier Yera, que comenzó a trabajar por ello en 1999. Yo me uní a él cuando empecé. Ahora mismo tenemos 24 profesionales en la provincia y muchos que están estudiando y lo serán el día de mañana.
—¿Cómo se presenta su agenda para los próximos meses?
—Esta semana estoy en Alcaudete con un curso de verano y, a finales de agosto, viajaré hasta Canarias, a la Aldea de San Nicolás. Ya en septiembre, continuaré con mi trabajo en la Banda y seguiré con proyectos de Música de Cámara y conciertos como solista.
—No hay descanso.
—En esta profesión, no se para. Yo descanso unos días y, de momento, ya necesitas volver. Es un gusanillo que llevamos siempre.
—¿Cree que está ahora mismo en su mejor momento profesional?
—Estoy viviendo en un momento dulce. Todo lo que he conseguido siempre ha sido trabajando mucho y luchando, y yo lo que quería, lo que soñaba, era lo que tengo ahora. Estoy en plena madurez.
—Para un músico pertenecer a esta formación significa alcanzar la gloria porque la Banda de Madrid es la que más tradición, junto a la de Valencia, conserva en España. Es un sueño que perseguimos todos los músicos.
—Hice las pruebas en abril de 2014 y, gracias a la ampliación de plazas del Ayuntamiento de Madrid, hemos entrado cuatro compañeros más. Y sí, es muy complicado. Se presentan muchos aspirantes, hasta cincuenta para una sola plaza. A mí me tocó ese día.
—Pedí una excedencia en el Conservatorio de Salamanca porque requiere dedicación exclusiva.
—Quería hacer otras cosas para seguir aprendiendo. Necesitaba aire fresco y formar parte de una banda de tanta categoría me lo ofrecía. Echo de menos dar clase pero, por ahora, no lo cambio por tocar con esta agrupación sinfónica.
—Actué en el International Trombone Festival, que este año se acaba de celebrar en Valencia, con el Coro de Trombones de Jaén, el Cuarteto y como solista.
—Durante cuatro días pudimos ver a los más grandes y esta vivencia en nuestra carrera no tiene otra oportunidad igual. Eso nos va a pasar solo una vez en la vida. Volvemos con más ganas si cabe de trabajar y dar lo mejor de nosotros mismos.
—En Jaén, gusta mucho, en general, la música y los que hemos tocado el trombón desde toda la vida hemos intentado fomentarlo, sobre todo, Javier Yera, que comenzó a trabajar por ello en 1999. Yo me uní a él cuando empecé. Ahora mismo tenemos 24 profesionales en la provincia y muchos que están estudiando y lo serán el día de mañana.
—Esta semana estoy en Alcaudete con un curso de verano y, a finales de agosto, viajaré hasta Canarias, a la Aldea de San Nicolás. Ya en septiembre, continuaré con mi trabajo en la Banda y seguiré con proyectos de Música de Cámara y conciertos como solista.
—En esta profesión, no se para. Yo descanso unos días y, de momento, ya necesitas volver. Es un gusanillo que llevamos siempre.
—Estoy viviendo en un momento dulce. Todo lo que he conseguido siempre ha sido trabajando mucho y luchando, y yo lo que quería, lo que soñaba, era lo que tengo ahora. Estoy en plena madurez.
