Agua de mayo
Por fin el cielo ha tenido a bien llover agüita de mayo para los emprendedores, o sea, para los autónomos de este país que al menos no van a tener que soplar el elevado IVA hasta que el importe de las facturas (el cobro), no sea un hecho. Lo que está bien, está bien. Otra cosa es que andemos aquí haciendo cábalas y despejando jeroglíficos para ir sabiendo alguna de las medidas adoptadas en el último Consejo de Ministros en el que se adoptaron medidas que fueron trasladadas a la 'Europa alemana' y que nos han ido desgranando poco a poco como si de un rosario de cuentas cuyo hilo se rompió se tratara, de manera que es difícil y no conseguimos juntarlas para ver de qué va el collar.
La certidumbre de que transmitir las cosas importantes de forma dispersa crea incertidumbre, no es casual. Ahora resulta que a los asustados empleados municipales, afectados por la futura reforma de la Administración Local, la cual genera hasta angustia vital, veremos ajustado nuestro complemento específico para ahorro de las Arcas. Ajuste que supondrá un montón de millones de euros, por lo que nosotros, los empleados deducimos que nos afectará a modo de una bajada de emolumentos, ya que si no, el ajuste no produciría ahorro. Al parecer al empleado público le ha ocurrido como a todo lo público, que ya no sirve. Las reformas no deberían de suponer el cuestionamiento de todo lo que hasta ahora ha dado muy buenos resultados. Y entre tanto él, (que lleva a España en el corazón), ahora sale exigiendo las auténticas reformas que necesita este país. ¡A ver a quién le hacen caso!.
Funcionaria
Ana Barberán