Agradecimiento y aclaración
Quiero felicitar y agradecer en este párrafo, la profesionalidad y amabilidad que me dispensan las enfermeras que me atienden en mi proceso de diabetes desde el Centro de Salud de Las Fuentezuelas: gracias Adela, Chari y todas. Es una submuestra de la población, que podemos llamar funcionarios de carrera con vocación de servicio público productivo. Si aplicamos una teoría estadística de extrapolación y, siendo muy muy generosos, podríamos concluir (siempre hay margen de error en estadística y en este caso seguro para menos), que podemos encontrarnos estos individuos en un 5% de la población total.
Es lo normal que el cirujano, opere; la enfermera, cuide; los profesores de Primaria e Infantil, Secundaria, de Universidad, enseñen; los militares, aseguren la paz por tierra, mar y aire e, incluso en recónditos lugares lleven a cabo misiones de paz; el policía y el guardia civil, hagan cumplir el orden establecido; el bombero, apague fuegos; el cartero entregue cartas; los fiscales y los jueces, impartan justicia. Faltaría más: un bombero que opera, un cirujano entregando cartas, un magistrado, de injustificadas noches marbellíes, gastándose el erario público. Hace no más de dos semanas, me acerqué al Juzgado de guardia de Instrucción número 4 de Jaén para presentar un documento judicial. Las dos señoras, se encontraban sentadas en las mesas, no en las sillas, (bien podían estar tumbadas), les presenté el escrito y se asombraron de que fuese allí a presentar un documento judicial, dirigido a un juzgado. Ante su asombro llamaron a la secretaria de guardia por teléfono, que en vez de estar en su puesto de trabajo, estaría departiendo en otros lares y, ante mi asombro les dijo, que eso lo enviara por fax, que con eso valía. No sé las dudas de estas funcionarias, lo mismo el tema en cuestión no les dio tiempo a estudiarlo, pero igual me despacharon. Les pregunté si me lo aceptarían en un supermercado o en la plaza de abastos, no sé; en las chacinas o en pescadería. No, no. Me llamaban y calificaban de egoísta. Ahora soy yo el que me defino egoísta convencido. (Eso tiene su explicación en teoría económica). No tengo vocación de servicio, de sirviente, menos público. Tampoco complejo de sanguijuela permanente que, incluso se queja cuando le quitan la extra de Navidad, prepárate para la del verano. Habrá que ir haciendo acopio de sangre. Y con la ampliación de la jornada laboral, confío se busquen quehaceres productivos y no sea cuestión de agrandar el buscaminas. Aunque las intenciones europeas van más lejos que alargar jornadas. Poco a poco, buscan eliminar servicios públicos duplicados o triplicados. Con lo que cabe esperar, en el denominado corto plazo, el estamento funcionarial sea una especie en vías de extinción, o por lo menos, según Darwin, prevalezca la más importante y fuerte y necesaria. Ahí empezará a surgir otro tipo de especie que es la que al final resuelve en este país: la pequeña y mediana empresa, que dejará de estar ahogada y atada para crear puestos de trabajo, riqueza y productividad.
Óscar Pérez González desde Jaén.