ÁFRICA CONDE ANGUITA. "Los voluntarios siempre recibimos más que damos"

Ana Domínguez Maeso
África Conde Anguita nació en Gerona en 1965, aunque se considera de Porcuna, pueblo en el que vivió con sus padres y su hermano hasta que tuvo  21 años. Es una persona muy familiar, —se emociona incluso al hablar de sus sobrinos—, y es una gran amiga de sus amigos. Estudió Enfermería en Jaén, donde desempeña su profesión desde 1986. Ha trabajado en todos los centros hospitalarios de la provincia, también en Córdoba. Pero, la mayor parte, en el Doctor Sagaz, el hospital de pacientes crónicos del Complejo Hospitalario de Jaén. En la actualidad se encuentra liberada por el sindicato de Enfermería Satse y es la responsable de Fuden Cooperación.

    02 oct 2011 / 10:15 H.

    —África, ¿desde cuándo se dedica al voluntariado?
    —Mi contacto con el voluntariado empezó en 1993, de mano de la Asociación Juvenil Iuventa. Esta es una asociación de ámbito local, situada en el barrio de Santa Isabel de Jaén, orientada a la infancia y la juventud marginada, que busca la integración y el desarrollo humano, a través de actividades lúdicas, como talleres, juegos, colonias de verano, excursiones, el fomento de la cultura con clases de apoyo, mecanografía y talleres de lectura, entre otras.
    —¿Cuál es su actividad en la asociación?
    —Desde mi incorporación, siempre he pertenecido a la junta directiva y he pasado por diferentes vocalías. Actualmente, ostento la secretaría. He coordinado el área de Educación para la Salud,  he sido responsable de la publicación “La Plazoleta”, así como de convocatorias de concursos de fotografía o cuentos infantiles; monitora de ocio y tiempo libre en colonias de verano; monitora de talleres de manualidades y de recuperación de juegos infantiles. También he colaborado con asociaciones como Afad (Asociación de Ayuda a Familiares de Drogodependientes), Jaén Objetivo Vida, Jaén Acoge, donde también fui voluntaria, y en la asociación Mundo Solidario.
    —¿Cómo entró en contacto con la cooperación?
    —A través de Iuventa, donde conocí a personas que estaban comprometidas con el desarrollo de los países más desfavorecidos y mantenían contacto directo con personas que trabajaban en estos países. Más tarde, cuando trabajaba en el hospital Doctor Sagaz, un grupo de compañeros y compañeras nos unimos para apoyar el trabajo de Maribel, una hermana mercedaria y enfermera que fue destinada a Mozambique. Estuvimos colaborando con ella en la atención a enfermos con sida y tuberculosos y niños desnutridos, hasta que la expulsaron del país. De manera más formal, en el año 2004, comencé a trabajar en cooperación al desarrollo de la mano de Fuden (Fundación para el Desarrollo de la Enfermería), una ONG para el desarrollo de enfermeras y para enfermeras, cuya finalidad es apoyar los esfuerzos de estas profesionales sanitarias para mejorar el nivel de salud de las poblaciones con menos recursos, ya que entendemos que es un derecho fundamental y necesario para que un pueblo pueda desarrollarse y las enfermeras tienen un papel predominante en esto. Como representante de Fuden, desde 2004, entré a formar parte de la Coordinadora de ONG para el desarrollo de la provincia, en la que fui presidenta durante tres años, responsable de comunicación y, actualmente, estoy bastante implicada.
    —Tengo entendido que ha sido reconocida  su labor últimamente con el premio “A la persona voluntaria”.
    —Cuando el coordinador de la Agencia Andaluza del Voluntariado, José Ruiz, me llamó para comunicarme que me habían concedido el premio a la persona voluntaria, recuerdo que le dije: “Me he quedado sin palabras, no sé qué decir”, ya que se agolpaban en mi mente  tantos rostros de personas que, a mi criterio, se merecían este premio, que pensé “¿por qué a mí?”. Aún hoy, no he encontrado la respuesta. Por eso quiero aprovechar esta ocasión para agradecer a todas aquellas personas que han hecho posible que yo sea reconocida con el premio “a la persona voluntaria” representando a los voluntarios y voluntarias de Jaén, a Iuventa, Jaén Acoge, Afad, Jaén Objetivo Vida y Puerta Abierta, donde he conocido a tantas buenas personas de las que aprendo día a día.
    —¿Cómo utiliza su tiempo libre?
    —La pintura me apasiona. Desde pequeña me gustaba mucho dibujar, por eso, cuando tuve oportunidad, en el año 1993, me inscribí en unos cursos monográficos de la Escuela de Artes y Oficios de Jaén, realicé una prueba y me seleccionaron. Solo pude cursar dos años, ya que estos cursos monográficos desaparecieron para dar paso al Bachillerato de Arte. De mi paso por la Escuela de Arte y Oficios tengo muy gratos recuerdos, tanto de los compañeros y compañeras con los que compartí formación y muchos buenos momentos, así como del magnífico profesor Manuel Kaiser, del que tuve el privilegio de ser su alumna. Aún hoy continúo teniendo contacto con muchos de ellos. Ante la imposibilidad de realizar el Bachillerato de Arte debido a la incompatibilidad con mi horario laboral, me enganché a la  Universidad Popular, donde pude continuar mi aprendizaje en las diversas técnicas, como carboncillo, sanguino, pastel, plumilla, óleo y acuarelas. Actualmente no dedico mucho tiempo a esta afición, aunque mantengo una pequeña habitación en mi casa para pintar y, de vez en cuando, disfruto mucho realizando algún  trabajo para regalar, ya que no es el resultado en  sí, sino el cariño y la ilusión que pongo en la obra sabiendo para quién la estoy realizando. Siempre que tengo ocasión me gusta disfrutar de la pintura  visitando exposiciones. Sobre todo me gusta mucho el impresionismo, la luz y el color.
    —Además, le gustan las terapias alternativas, ¿no es cierto?
    —Otra de mis aficiones son las terapias alternativas, como los masajes, la relajación y el Reiki. No hace mucho tiempo que me acerqué a ellas y me han enganchado tanto que siempre que tengo oportunidad  intento seguir profundizando en su conocimiento, formándome y practicándolas. Mis conejillos de indias son  mi madre,  mis sobrinos y mi cuñada, siempre están dispuestos a recibir algún masajito que otro o una sesión de Reiki. Valoro por encima de muchas cosas la paz interior, es fundamental para estar bien y considero que vivimos a toda prisa, demasiado estrés y necesitamos parar de vez en cuando para escuchar  nuestro interior, tomar distancia, cargar las pilas y poder escuchar y ayudar al otro. Viajar con mis amigos es otra de mis aficiones, algo con lo que disfruto muchísimo. Me da igual dentro o fuera de mi país; siempre te enriqueces, abres tu mente y se descubren otras realidades, otras culturas, puedes comparar, ser crítica después de conocer y, por supuesto, respetar.
    —¿Cómo definiría el trabajo del voluntariado?
    —Como voluntaria, soy consciente de que nuestro trabajo son leves pinceladas sobre el lienzo para pintar un mundo mejor, más justo, libre y feliz para todas las personas que lo habitan. También sé que cualquier cosa que decidas entregar es un don único y que será suficiente, porque siempre, recibimos más que damos, yo creo que por eso, el ser voluntario “engancha tanto”. Para terminar quisiera hacerlo citando a un gran hombre, Vicente Ferrer: “ Cuando ayudas al que sufre, nunca te equivocas”.