Adiós, mis queridas abejas, adiós
Desde Cazorla. Sebastián Martínez Díaz (presidente de la asociación de defensores de la naturaleza)
Desde la Asociación de “Defensores de la Naturaleza, de Vadillo Castril”, estamos muy preocupados por el futuro de las abejas en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. El futuro de nuestras abejas es muy preocupante ante el declive de nuestras colmenas, desde la llegada del “ácaro varroa” a estas sierras en la década de los ochenta, éste acabó con las colmenas naturales que se cobijaban en viejos troncos de encinas, robles y cobachos, pues ese parásito, habitual en la abeja asiática nunca había tenido contacto con nuestra abeja española “Apis Mellfera”, por tanto nuestra abeja está indefensa. Desde entonces los apicultores de éste Parque Natural, como los de toda España y Europa cada año tenemos que realizar como mínimo un tratamiento sanitario y cambiario cada año, pues el “ácaro” acaba inmunizándose. Las colmenas debilitadas por el “ácaro varroa” son el parásito perfecto para otros terribles parásitos: como el nosema ceranae, la loque americana o el pollo escayolado. También tienen que hacer frente a otras amenazas causadas por el hombre: como incendios forestales, insecticidas y herbicidas agrícolas, destruyendo su hábitat natural. Y por si esto fuese poco, ahora tienen un nuevo depredador “la vespa velutina o avispa asiática”. Y lo que me preocupa es que el período de vida de las abejas disminuye cuando hay residuos de plaguicida, a dosis bajas, debilita sus sistema inmunitario quedándose sin actividad, y al final también mueren. Pero desde hace años en el colmenar de la “Cooperativa Gualay” esta Asociación viene observando que las abejas cuando están en el campo recolectando el polen y haciendo la Polinización entre planta y arbustos, a la hora de volver a colmenar se desorientan y no saben volver. Yo, aseguraría que las abejas son muy sensibles a las antenas de telefonía móvil, pues “los campos electromagnéticos” perturban su orientación. Las abejas siguen muriendo, eso es un hecho real, las colonias desaparecen, y las abejas están demostrando que algo no anda bien en la naturaleza. Los enjambres asilvestrados sumamente beneficiosos para la flora y fauna de alta montaña ya no existen, hasta aquí toda la información está comprobada. Pero yo me pregunto: ¿La radiación de los teléfonos móviles y otros gadgets de última tecnología no estarán detrás de este misterio? ¿Es que esta radiación puede interferir con el sistema de navegación de las abejas, impidiendo que éstas puedan encontrar el camino hacia las flores para polinizar e incluso el camino de regreso a su colmenar. Las abejas están desapareciendo, dejando a la abeja reina con sus puestas de larvas, los “cadáveres” de las abejas desaparecidas nunca son encontrados debido a que cuando mueren en el campo e inmediatamente son devoradas por aves, por pequeños roedores, y otros insectos para alimentarse. Cuando algo así ocurre, los apicultores lo llamamos “desorden o colapso de la colonia”. ¿Qué está sucediendo? Nadie lo sabe con seguridad, y quienes lo pudieran saber no lo dicen, porque el ansia del hombre por conseguirlo todo no tiene límites. Me pregunto, si las radiaciones de las torres usadas para los teléfonos móviles fuera la causa de este desorden, y esto se considerara como una posibilidad real, sin pretender para nada que cunda el pánico, ¿si la radiación de los móviles puede ocasionar este desorden en la naturaleza, que nos estará haciendo a nosotros los humanos?Los campos electromagnéticos y especialmente las radiaciones electromagnéticas en el rango de las radiofrecuencias y microondas de alta frecuencia, tv, radar, telefonía móvil, etcétera. ¿No nos estarán provocando efectos en las biomoleculas y en el sistema nervioso de nuestro cerebro La presencia de insectos en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villar, y por tanto en nuestros hogares, cada año es más escasa, o al menos es lo que yo estoy detectando. Teniendo en cuenta los posibles efectos y habida cuenta de la proliferación de estaciones en base al campo, sería muy necesario investigar si las radiaciones de telefonía están realmente incidiendo de alguna manera en los desordenes medioambientales, E informando de los resultados obtenidos a los apicultores con el fin de prevenir posibles pérdidas de colonias y tomar medidas para su protección. Hoy en día las abejas se están enfrentando a muchos problemas difíciles de solucionar. Los científicos, investigadores y biólogos entre otros, saben muy bien que este planeta tierra, entre otras cosas funciona gratis a la polinización de las abejas con el proceso normal de la naturaleza. Debemos por tanto reunir voluntades tanto políticas como sociales y estar alerta para proteger a las abejas, y todos los insectos polinizadores, pues de ellos depende la existencia del hombre, y de la flora y fauna, si las abejas desaparecieran, al hombre probablemente le quedarían de tres a cinco años de vida en este planeta. De ahí mi insistencia en la protección al medio ambiente, porque el hombre con sus “inventos” está poniendo constantemente el planeta tierra en peligro, es por ello que debemos garantizar su supervivencia para generaciones futuras. Yo, creyéndome médico, diagnostico que nuestro planeta está muy grave, muy mal, y desgraciadamente, si seguimos así, no habrá nadie que pueda hablar del planeta Tierra dentro de cuarenta o cincuenta años. Todo el daño que el hombre le está causando al medioambiente, tendrá sus fatales consecuencias. ¡Las abejas necesitan a las flores para sobrevivir, las plantas necesitan a las flores y a las abejas para reproducirse y la fauna y los seres humanos necesitamos a ambas! Más, no crean, mis amigos, paisanos lectores que los he querido poner tristes y preocupados. ¡Yo ya lo estoy!
Desde la Asociación de “Defensores de la Naturaleza, de Vadillo Castril”, estamos muy preocupados por el futuro de las abejas en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. El futuro de nuestras abejas es muy preocupante ante el declive de nuestras colmenas, desde la llegada del “ácaro varroa” a estas sierras en la década de los ochenta, éste acabó con las colmenas naturales que se cobijaban en viejos troncos de encinas, robles y cobachos, pues ese parásito, habitual en la abeja asiática nunca había tenido contacto con nuestra abeja española “Apis Mellfera”, por tanto nuestra abeja está indefensa. Desde entonces los apicultores de éste Parque Natural, como los de toda España y Europa cada año tenemos que realizar como mínimo un tratamiento sanitario y cambiario cada año, pues el “ácaro” acaba inmunizándose. Las colmenas debilitadas por el “ácaro varroa” son el parásito perfecto para otros terribles parásitos: como el nosema ceranae, la loque americana o el pollo escayolado. También tienen que hacer frente a otras amenazas causadas por el hombre: como incendios forestales, insecticidas y herbicidas agrícolas, destruyendo su hábitat natural. Y por si esto fuese poco, ahora tienen un nuevo depredador “la vespa velutina o avispa asiática”. Y lo que me preocupa es que el período de vida de las abejas disminuye cuando hay residuos de plaguicida, a dosis bajas, debilita sus sistema inmunitario quedándose sin actividad, y al final también mueren. Pero desde hace años en el colmenar de la “Cooperativa Gualay” esta Asociación viene observando que las abejas cuando están en el campo recolectando el polen y haciendo la Polinización entre planta y arbustos, a la hora de volver a colmenar se desorientan y no saben volver. Yo, aseguraría que las abejas son muy sensibles a las antenas de telefonía móvil, pues “los campos electromagnéticos” perturban su orientación. Las abejas siguen muriendo, eso es un hecho real, las colonias desaparecen, y las abejas están demostrando que algo no anda bien en la naturaleza. Los enjambres asilvestrados sumamente beneficiosos para la flora y fauna de alta montaña ya no existen, hasta aquí toda la información está comprobada. Pero yo me pregunto: ¿La radiación de los teléfonos móviles y otros gadgets de última tecnología no estarán detrás de este misterio? ¿Es que esta radiación puede interferir con el sistema de navegación de las abejas, impidiendo que éstas puedan encontrar el camino hacia las flores para polinizar e incluso el camino de regreso a su colmenar. Las abejas están desapareciendo, dejando a la abeja reina con sus puestas de larvas, los “cadáveres” de las abejas desaparecidas nunca son encontrados debido a que cuando mueren en el campo e inmediatamente son devoradas por aves, por pequeños roedores, y otros insectos para alimentarse. Cuando algo así ocurre, los apicultores lo llamamos “desorden o colapso de la colonia”. ¿Qué está sucediendo? Nadie lo sabe con seguridad, y quienes lo pudieran saber no lo dicen, porque el ansia del hombre por conseguirlo todo no tiene límites. Me pregunto, si las radiaciones de las torres usadas para los teléfonos móviles fuera la causa de este desorden, y esto se considerara como una posibilidad real, sin pretender para nada que cunda el pánico, ¿si la radiación de los móviles puede ocasionar este desorden en la naturaleza, que nos estará haciendo a nosotros los humanos?Los campos electromagnéticos y especialmente las radiaciones electromagnéticas en el rango de las radiofrecuencias y microondas de alta frecuencia, tv, radar, telefonía móvil, etcétera. ¿No nos estarán provocando efectos en las biomoleculas y en el sistema nervioso de nuestro cerebro La presencia de insectos en el Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villar, y por tanto en nuestros hogares, cada año es más escasa, o al menos es lo que yo estoy detectando. Teniendo en cuenta los posibles efectos y habida cuenta de la proliferación de estaciones en base al campo, sería muy necesario investigar si las radiaciones de telefonía están realmente incidiendo de alguna manera en los desordenes medioambientales, E informando de los resultados obtenidos a los apicultores con el fin de prevenir posibles pérdidas de colonias y tomar medidas para su protección. Hoy en día las abejas se están enfrentando a muchos problemas difíciles de solucionar. Los científicos, investigadores y biólogos entre otros, saben muy bien que este planeta tierra, entre otras cosas funciona gratis a la polinización de las abejas con el proceso normal de la naturaleza. Debemos por tanto reunir voluntades tanto políticas como sociales y estar alerta para proteger a las abejas, y todos los insectos polinizadores, pues de ellos depende la existencia del hombre, y de la flora y fauna, si las abejas desaparecieran, al hombre probablemente le quedarían de tres a cinco años de vida en este planeta. De ahí mi insistencia en la protección al medio ambiente, porque el hombre con sus “inventos” está poniendo constantemente el planeta tierra en peligro, es por ello que debemos garantizar su supervivencia para generaciones futuras. Yo, creyéndome médico, diagnostico que nuestro planeta está muy grave, muy mal, y desgraciadamente, si seguimos así, no habrá nadie que pueda hablar del planeta Tierra dentro de cuarenta o cincuenta años. Todo el daño que el hombre le está causando al medioambiente, tendrá sus fatales consecuencias. ¡Las abejas necesitan a las flores para sobrevivir, las plantas necesitan a las flores y a las abejas para reproducirse y la fauna y los seres humanos necesitamos a ambas! Más, no crean, mis amigos, paisanos lectores que los he querido poner tristes y preocupados. ¡Yo ya lo estoy!