Adiós a la universalidad de la sanidad pública
Como suele ser ya habitual en la manera de actuar de este gobierno, cada día nos despertamos con un recorte nuevo en derechos y prestaciones, que ni estaba anunciado, ni parte de una modificación de la ley que lo reconoce, como sería lógico, sino de un subterfugio legal, creado para que nadie se entere. La última de estas modificaciones es especialmente grave, porque deja sin el derecho a la asistencia sanitaria a todos los españoles que lleven 90 días fuera de España.
Por tanto, todos los jóvenes y emigrantes que han tenido que coger la maleta para encontrar fuera el empleo que aquí no tienen, se encuentran ahora con la pérdida del derecho a la sanidad en su propio país y tampoco podrán seguir sus tratamientos médicos habituales. Este colectivo se suma a los otros que este gobierno ha ido progresivamente sacando del sistema, como los parados sin prestación o los inmigrantes.
Esta nueva reforma avanza en esa carrera imparable del PP por acabar con la universalidad del derecho a la sanidad pública, reconocido en nuestra Constitución y consagrado en la Ley General de Sanidad de 1986, que reconoce “el derecho a obtener las prestaciones del sistema sanitario a todos los ciudadanos y extranjeros residentes en España” y asevera que la “asistencia sanitaria pública se extenderá a toda la población española”.
Es intolerable que se intente acabar con el gran logro del Estado del Bienestar en España, como fue la extensión de la cobertura sanitaria, el factor determinante de cohesión social que más seguridad ofrece a la ciudadanía. Esta Universalidad alcanzaba al 99,8% de la gente en 2005 y en 2011 la ministra Leire Pajín la extendió a todos profesionales para llegar al cien por cien. En la vida todos podemos pasar por algunas de las circunstancias que ahora nos excluirán del sistema, como el paro, la edad, la residencia, o la renta. Por eso, adiós a nuestra tranquilidad ante la enfermedad.
Afortunadamente la Junta de Andalucía ha anunciado que mantendrá la atención sanitaria a todo el mundo, pero ¿hasta cuándo va a poder la Junta soportar esta afrenta al gobierno de España? No podemos ser impasibles ante medidas que no responden al objetivo de austeridad, sino al deseo manifiesto de acabar con el modelo.
Isabel Martínez es periodista