Aceite de oliva
Testigos de la mayor transformación económica, política y social de todos los tiempos, hoy nos atormenta la idea de cambios radicales en nuestra manera de vivir, pero esto es ineludible, es la consecuencia directa de la mayor crisis económica de la historia de España. Estos cambios están afectando a todos los sectores productivos, incluido el aceite de oliva que, por la importancia que tiene en nuestra economía provincial hay que prestarle la máxima atención.
Hay que ser visionarios y entender la nueva realidad como un nuevo mundo lleno de oportunidades. Una escusa para reinventarse, para cambiar las cosas, en definitiva para ser mejores y más competitivos. Es necesaria la asociación-cooperación y solidaridad dentro del sector, hablo de unidad en la oferta, de posicionar el producto con fortaleza en los mercados en calidad y precios ciertos, pactados por la globalidad de los productores. Hay que desterrar la rivalidad entre cooperativas y empresas del sector, la falta de unidad que genera un escenario en el que el fraude suele ser difícil de detectar y suele quedar impune. Los productores y empresarios tenéis un reto, la obligación de liderar el futuro del sector, sois vosotros los que tenéis que marcar a políticos e instituciones las acciones que seguir y no al revés. Es el político el que debe estar a vuestro servicio, el político no es ni debe ser empresario. Hay que fiscalizar y exigir que cada euro, de dinero público, destinado al olivar y al aceite de oliva sirva para consolidar y garantizar el futuro del sector.
Alfredo Font es economista