10 mar 2014 / 12:58 H.
Desde Jaén. El pasado jueves, 6 de marzo, por motivos laborales tuve que desplazarme a una localidad de la provincia de Málaga con varios compañeros. La comida la realizamos en un establecimiento hotelero y cuál fue mi sorpresa e indignación al comprobar que el aceite para aderezar los alimentos se servía en aceiteras que no cumplen la normativa vigente. Mientras que el día 1 de marzo, en todos los establecimientos hoteleros de Jaén que he visitado se dispensa el aceite en envases irrellenables, lo que garantiza que el zumo de oliva que se consume cumple unos requisitos de calidad que son exigibles por los consumidores, fuera de nuestra provincia, al menos en este caso, se sigue ofreciendo a los clientes un “aceite” sin garantías, sin etiquetado y sin datos de su composición y procedencia. ¿De qué sirven las campañas de promoción de nuestro aceite de oliva? ¿Quién debe controlar que se cumpla la normativa sobre los envases del aceite de oliva? ¿Quién vela por los intereses de los productores y distribuidores del producto estrella de nuestra provincia? Y para evitar suspicacias, quien suscribe no posee un solo olivo.