31 ene 2010 / 10:20 H.
Dos muertes esta semana en accidente laboral en la provincia, uno en Martos al quedar el operario sepultado por una saca de pienso de mil kilos y otro en Cazalilla, al volcar el tractor que conducía el jornalero, generan, de nuevo, el necesario debate sobre las medidas de seguridad en el trabajo. Una verdadera sangría de accidentes laborales con víctimas mortales que estadísticamente sitúan a España lejos de otros países desarrollados de nuestro entorno. Aunque la concienciación empresarial y de los trabajadores aumenta, todavía queda un largo camino para que la legislación y los sistemas de inspección caminen por la misma senda. De un lado faltan inspectores y mayor capacidad sancionadora tanto para los empresarios que no cumplan con las garantías necesarias como para los trabajadores que no utilicen el material de seguridad. Pero en el caso concreto de la provincia, los accidentes en la recogida de la aceituna cada vez son más numerosos y graves. En este sentido, se da la circunstancia de la dificultad de controlar las tareas de recolección y las dificultades orográficas en las que se utiliza la maquinaria. Desde los sindicatos se insiste en el vacío existente y reclaman a las administraciones mayor compromiso para exigir a patronos y autónomos las normas de seguridad más elementales. Un argumento que esgrimen es la falta de formación en el manejo de vehículos agrícolas y la falta de homologación de mucha de esta maquinaria. Además, se da la circunstancia de que, dadas las inclemencias meteorológicas de las últimas semanas, se ha incrementado el ritmo de trabajo para adelantar la recolección pendiente. Una carga de trabajo que hace que todos los implicados en la recogida soporten un estrés extra a la propia tarea. Mientras se refuerzan los necesarios mecanismos de control, una llamada a la sensatez también es necesaria.