Accidente de tráfico en Bailén

En la madrugada del domingo, sobre las 03,30 horas, cuando circulaba en mi coche particular en compañía de mi esposa e hijos por la rotonda de circunvalación de Bailén para coger el acceso a la A-44, sobre el kilómetro 1, vimos como un vehículo estaba con los intermitentes de avería encendidos y mucho polvo.

    19 ago 2014 / 14:47 H.

    Aminoré la velocidad porque no sabía lo que podíamos encontrarnos. Nada más acceder a la A-44 vimos restos de un vehículo accidentado y a pocos metros una persona haciendo señales con la luz de un teléfono móvil y un coche volcado ocupando el carril izquierdo de la calzada. Dejé mi vehículo en zona segura y salí corriendo, poniéndome el chaleco reflectante mientras llamaba al 062 de la Guardia Civil de Jaén, identificándome como tal y destino al que pertenecía para darles aviso del siniestro y del riesgo que estaba ocasionando. Mientras me acercaba llegó el conductor del coche accidentado, al cual le pregunté qué había sucedido, cómo se encontraba, si había personas dentro del vehículo y si estaba señalizado. Me dijo que estaba bien, que viajaba solo y no estaba señalizado. Con las luces de los móviles fuimos avisando a los usuarios del peligro, momento en que otro vehículo impactó con el accidentado, volcando en la cuneta. Era un furgón ocupado por ocho personas, a lo que volví a llamar al 062 sobre las 03,36 horas para comunicarles la nueva colisión y el riesgo de peligro en la autovía. Me dijeron que ya estaba avisada la Guardia Civil de Tráfico y que en breve llegarían. Por iniciativa, paré a dos camiones y les indiqué lo ocurrido, identificándome y pidiéndoles linternas. Pero no tenían. Entonces les dije que encendiesen todas las luces que pudieran iluminar el lugar. Después me acerqué a uno de los ocupantes del furgón y uno de ellos me dijo que estaban bien pero que había dos personas atrapadas, logrando sacar a una de ellas. Una vez quitados los restos más grandes del accidente casi en su totalidad, llegaron los agentes de Tráfico, quienes me indicaron que si necesitaban algo ya me llamarían como testigo, ya que me conocían como compañero de La Carolina.