Aborto, entre demagogos y reaccionarios

PEDRO ÁNGEL LATORRE desde Jaén. El asunto del aborto es un ejemplo manifiesto del sectarismo ideológico, por un lado el de los detractores absolutos y liberticidas (reaccionarios) y por otro el de los partidarios del aborto bajo cualquier circunstancia (ácratas y demagogos), derechas e izquierdas respectivamente se han venido identificando.

    07 ene 2014 / 11:54 H.

    En este drama y lo es porque se produce la muerte de un ser vivo, siempre me fue más cercana la opción de proteger la maternidad, de la promoción del uso de anticonceptivos, del ejercicio de la corresponsabilidad paterno filial, de la adopción y que la vida siguiera su curso. Así, el aborto debería ser una circunstancia excepcional en plazos y casos concretos. Soy partidario del aborto por plazos y supuestos; en cualquier circunstancia hasta el periodo pre-embrionario (2 semanas) y en muchos casos hasta el periodo embrionario (10-12 semanas). A partir de ahí, tengo también muy claro que siempre debe primar la vida de la madre, por lo tanto, este supuesto debe satisfacerse en cualquier momento. No me queda claro que el aborto sea loable en caso de anomalías y trastornos, incluso los incompatibles con la vida (que la vida haga su función). En este caso, el ejemplo más recurrente es el de los niños síndrome de Down. Decir abiertamente que en estos casos y en otros quizás menos graves la práctica del aborto debe ser una decisión libre y única de la madre es perverso. Los demagogos que permiten la ejecución sin problema (por la decisión unilateral de un progenitor, la madre) de niños síndrome de Down u otro tipo de discapacidades, deberían caérseles la cara de vergüenza al defender políticas para la dependencia, de atención a la diversidad, de la inclusión de los discapacitados y de discriminación positiva. No comparto tampoco el discurso de los reaccionarios que creen que sólo es Dios el que nos da o quita la vida, pero tampoco el de los demagogos que le dan a la madre el poder de Dios. El reaccionario no suele asumir el aborto bajo ningún concepto, influencia clara de la cultura cristiana, llegando al paroxismo moral de considerar al embrión como un niño. Pero los demagogos, hábiles en fomentar políticas de identidad, utilizando a colectivos y fracturando la sociedad, por intereses electoralistas, enarbolan uno de los mantras más miserables jamás acuñado: “nosotras parimos, nosotras decidimos”. El aborto no puede ser un derecho exclusivo de la madre (excepto cuando peligre su vida) ya que entra en conflicto con los derechos de otros dos actores esenciales en este drama, el no nacido, bien jurídico protegido, y el padre, sistemáticamente ninguneado por ambos (demagogos y reaccionarios). Anular la decisión del padre es de facto potenciar la irresponsabilidad parental que luego exige el lobby feminista, pero no sólo eso, es atribuirle a las mujeres por el valor omnímodo de su útero, el poder absoluto en las relaciones paternas filiales, de la familia, de la vida y la muerte, aniquilando los derechos reproductivos, de crianza y custodia de los hombres. ¿Qué sucedería si un padre, que ha engendrado su hijo con motivación, sentimiento, ha vivido los primeros meses de embarazo, ha sentido las primeras pataditas, ha visto la ecografía de su hijo, que además lleva el 50% de su patrimonio genético, decide querer tener a ese niño discapacitado?, ¿tiene derecho a decidir? Que en España haya al año cerca de 120.000 abortos, difícilmente encaja en el asunto de las violaciones (la mayoría no acaban en embarazo), en riesgo de la madre (la medicina actual ha reducido a la mínima expresión el conflicto de la decisión de quien se salva), más bien creo que existe un fracaso de las políticas de educación sexual segura y responsable (empleo de anticonceptivos) y que al año mueren sin nacer cientos de niños síndrome de Down (La asociación Down en España destaca que el 96% de los casos de síndrome de Down diagnosticados terminan en aborto). Decir que la regulación del aborto atenta contra la libertad sexual de las mujeres es un ejercicio manifiesto de irresponsabilidad política ya que potencia la sexualidad con riesgo sanitario y el uso miserable del aborto como medida anticonceptiva. No sé si la nueva ley es retrógrada y nefasta como los demagogos dicen, posiblemente no hiciera falta y los reaccionarios quieran retrotraernos a tiempos del franquismo donde solo los ricos abortaban. Reaccionarios que además con las políticas de recortes económicos que muchos de ellos apoyan, no favorecen las condiciones dignas para la posterior crianza saludable de los niños. Por otro lado, frivolizar con este asunto como hacen los demagogos, me parece despreciable. Curiosamente, muchos de los prosélitos del aborto libre, gratuito y bajo cualquier circunstancia son aquellos/as que nunca han tenido un hijo. El aborto no puede ser decisión exclusiva de la madre, ya que además existe un padre y un no nacido (con vida) dotado de protección jurídica.