A Rajoy
Agustín Conchilla desde Navas de San Juan. A pocos meses de las elecciones generales y a unas semanas de las elecciones andaluzas desaparece la máscara del gobierno de Rajoy que da la cara en favor del conservadurismo más denigrante e histórico que oprimiera a las masas sin piedad. El detrimento del bienestar esfuma del entorno social de los más oprimidos y, sin embargo, recrece en ayudas a los privilegiados con implantes legislativos que salvaguardan a las personas y a los bienes de los más acaudalados.
Para los menos pudientes, sin embargo, suben los productos de primera necesidad: huevos, electricidad, medicinas, atención sanitaria, acceso e igualdad al estudio y la formación… Se incrementa el valor de los botes de tabaco picado que a los menos pudientes, amas y amos de casa, entretiene durante horas ante la imposibilidad de adquisición por el sistema tradicional. Ello se aúna a multitud de carestías e implantación de nuevos e imprevisibles impuestos —poco antes negados a voz en grito— que imposibilitan la subsistencia de los más debilitados. Transportistas, ganaderos, agricultores y un sinfín de industriales se asfixian mientras los gobernantes aumentan el céntimo —varios— que denominan sanitario. Con ello ponen de manifiesto, una vez más, que la sociedad más vulnerable importa un comino a los dirigentes que usan la falacia y la burla, más allá del color político que pudiera abrigar a cada cual. Las medidas de los gobernantes, pese a las promesas preelectorales, se dirigen a la opresión del más débil y se distancian del incentivo al crecimiento productivo a través del apoyo directo a nuevas generaciones de innovadores: autónomos y pequeños empresarios.
¿De qué sirven los recortes sociales sin miras al crecimiento a corto plazo? Para adentrar en la miseria social a buena parte de la ciudadanía que honrada, decidida e ilusionada votara el cambio y otorgara el poder a quien hoy miente más que habla. ¿De qué sirven los recortes sociales, la subida de impuestos, los embargos financieros o la hambruna que trasladamos a la sociedad más vulnerable si en vez de tres sacamos dos euros de la hucha y mañana la pellizcamos un poquito más sin antes implantar los caminos de crecimiento y reposición?
Los ciudadanos de a pie sienten el paso y la traba de la Administración mientras que los partidos de fútbol adeudan millonadas a las arcas de Hacienda. Por otro lado, mientras el Gobierno pellizca la subvención a los sindicatos para causar vulnerabilidad al obrero en general, mantiene las subvenciones a la Iglesia Católica con auténticas millonadas. Y también la exención del pago del IBI de millares de inmuebles, además, mientras asfixia al verdaderamente necesitado, el Gobierno asigna cantidades multimillonarias a la reparación de templos religiosos con dinero de todos: cristianos, laicos, ateos… El votante se ha convertido en producto sin valor a posteriori de urna y de figura meramente formal para con ella conseguir el objetivo dominio nacional. Después, en cambio, donde dije digo, ahora digo Diego y aquí no pasa nada.