A prisión por hacer la vida imposible a su vecinas por su condición sexual

Un hombre tendrá que ingresar en prisión por acosar a sus dos vecinas con descalificaciones acerca de su orientación sexual. La juez Valle Elena Gómez ha condenado a 27 meses de cárcel a Antonio P. A. por un delito de amenazas y otro contra la integridad moral, que causó lesiones psicológicas a una de las víctimas.

    12 nov 2011 / 10:36 H.

    “Vivimos un calvario”, aseguró una de las dos mujeres denunciantes en el juicio, celebrado el pasado 27 de octubre. La magistrada calificó ese día a día como “una pesadilla constante”. Los hechos probados de la sentencia son escalofriantes. Explica que el acusado se mudó a una urbanización de Torredelcampo en el año 2005, en una casa colindante a la de las víctimas. A raíz de unas desavenencias vecinales, Antonio P. A. comenzó a acosar a sus vecinas “con numerosos actos vejatorios y humillantes de carácter prolongado”. La juez relata frecuentes descalificaciones sobre su orientación sexual, insultos y amenazas. Así, explica que el procesado se tocaba los genitales de modo obsceno y que arrojaba basura, aguas fecales y ratas muertas a la propiedad de las denunciantes. En alguna ocasión, llegó incluso a colocar un muñeco con alfileres clavados en lo alto de un árbol: “Todos estos actos estaban encaminados a causar intranquilidad de ánimo en sus vecinas”, aclara la sentencia.
    De hecho, las mujeres optaron por levantar un muro de hormigón de siete metros de altura para separar las parcelas. No obstante, la respuesta de Antonio P. A. fue instalar un andamio: “Se pasaba todo el día mirándonos e insultándonos desde allí. No vivíamos tranquilas”, aseguró en el juicio una de las víctimas.
    La situación de hostigamiento fue tal que se vieron obligadas a cambiar de residencia. Se mudaron a otra casa. Sin embargo, ya en marzo de 2009, el acusado se presentó en el nuevo domicilio y abordó a una de las mujeres cuando llegaba de su trabajo: “Ahora sé donde vives y te voy a echar de aquí, puta pelleja”, le dijo. Un episodio que se repitió en febrero de 2010. Incluso, Antonio P. A. llegó a perseguir a una de las víctimas por la autovía que une Torredelcampo con Jaén. La asustó al adelantarla y la obligó a frenar bruscamente en la carretera.
    La condena, que todavía no es firme, cuenta con escasísimos precedentes por hechos similares en la provincia. Rafael Abolafia / Jaén