A María Garzón Molina

Rocío Alcañiz Bedmar/Desde Jaén. Querida María: No creas que defiendo lo que has escrito en los medios de información porque nuestras sangres estén cruzadas. Lo hago porque me has hecho recordar aquel viejo axioma que dice algo así como “Contra un padre no hay razones”.

    07 mar 2012 / 12:23 H.

    Defiendes a tu padre y estás en tu perfecto derecho, de la misma manera que yo lo haría con el mío aunque haya seguido en su vida una trayectoria totalmente opuesta a la del tuyo. Lo hago porque veo con claridad que el actual Gobierno español haya abolido la ley de Educación para la Ciudadanía. En efecto: la educación de un hijo equivocada o no según el sentir de muchos, corresponde a lo padres y no al Gobierno de turno. Eso por un lado, por otro, ahora me explico la caída de votos que yo lo aplico a lo que el actual jefe de la oposición dijo que habíamos retrocedido un siglo con la nueva Ley del aborto. Me llenó de asombro porque me pregunto: ¿Es posible que nadie piense que por dejar vivir a un ser humano se diga este señor que se ha retrocedido un siglo? Hay que tener las ideas muy claras y saber que no es la ley sino la misma bioética la que dice que un ser humano empieza en el mismo instante de su concepción y que incluso se sabe hasta el color de sus ojos. En este caso se ha permitido a “Pablito” o a “Luisita” sigan su desarrollo normal y que si su madre no los quiere es su problema, pero no del juez. De ahí que muchos padres por muy agnósticos que sean no admiten que su hija (una inmadura total con 16 años) disponga de la vida de su hijo. Es mi teoría, y la de mucha gente que conozco, María. De ahí que me parece bien que defiendas a tu padre, aunque pienso que ya tienes la edad suficiente para formarte tus propias convicciones.