¿A las barricadas?

Cuando la historia toca a nuestras puertas no siempre la reconocemos. La historia puede venir disfrazada de gran dama o de mendiga harapienta, pero llega. Difícil de asumir, al menos para gente de mi edad, que todo por lo que lucharon nuestros abuelos iba a perderse. En medio de un crack, sin duda internacional, si no mundial, cuesta asumir que caemos, la mayoría silenciosa o comprometida, pero la mayoría. Recorren mi mente las historias que mi abuela me contaba de la guerra y la postguerra, que yo, ilusa, siempre situaba en el pasado, algo que era como exorcizar al demonio. Pero ahora todo es presente, la miseria es presente, el paro es presente, la violencia es presente, la vulnerabilidad y el miedo son presente. La fase del socialismo utópico ya la pasé en la adolescencia y sé que el mundo debe estar gobernado por cabezas visibles que representan a todos los ciudadanos, el problema surge cuando esa minoría ignora a los ciudadanos y se cree con derecho a una existencia propia al margen de aquello que la mantienen y, en última instancia, justifica su existencia. Ya lo sabemos, España es el sur de Europa, Andalucía el sur de España, y Jaén una provincia que, si exceptuamos grandes propietarios agrícolas, es pobre. Cuando la pobreza entra por la puerta la supervivencia hace encaje de bolillos y se recurre a todo, desde la ayuda del jubilado hasta la rebusca de olivas, la venta ambulante (legal o ilegal, que la necesidad aprieta), el autoconsumo en aquellos que disponen de alguna tierra, y se sigue adelante.

Profesora de Universidad

    30 mar 2014 / 22:00 H.