A la seño Cele

Acaba de comenzar el curso y nuestros hijos, los más pequeños, ya están en sus aulas para recibir esa formación vital en su crecimiento. Padres y profesores tenemos que ir de la mano en la bella tarea de la educación. Por ello, como padre, respeto y admiro el trabajo de tantos profesores que a diario se esfuerzan duramente para que los más jóvenes aprendan y reciban una educación rica en valores.

    14 sep 2012 / 16:00 H.

    Es el caso de la seño Cele, que acaba de jubilarse y a la que me une una gran amistad desde hace bastante tiempo. Podría escribir muchas cosas de ella, pero creo que la más importante es que mi vida no hubiera estado tan enriquecida si no hubiera disfrutado del regalo de su amistad. Cele me ha dado “armas” y me ha transmitido valores que me han ayudado a ser más feliz junto a mi mujer y mis hijos. Sus consejos como madre, como amiga, como maestra y como orientadora familiar, han marcado muchos caminos de mi vida y me han ayudado a vivir mejor. Y me consta su profesionalidad por el testimonio de muchos padres agradecidos por su trabajo en clase durante tantos años. Cele se jubila con el orgullo y la satisfacción del trabajo bien hecho. Un filósofo alemán llamado Haberman, dice que “nuestra función en la vida es contribuir en la formación de ciudadanos responsables, frente al ambiente y a la vida misma”. Pues bien, el trabajo de esta maestra ha sido el de formar alumnos responsables, en el ambiente que nos ha tocado vivir, enamorada de la vida, de la familia y de la educación. ¡Enhorabuena! 

    Auxiliar administrativo
    Miguel Lechuga