A Javier Arrarás

Desde jaén.Juan A Aguilera Mochón
En su “Respuesta al profesor Aguilera” del pasado 20 de junio, el señor Javier Arrarás me tacha de inexacto cuando en mi artículo sobre “La ‘nueva ciencia’ de la ley Wert” (29 de mayo) digo que esta ley equipara la Religión con materias como Matemáticas y otras.

    28 jun 2013 / 18:43 H.

    Bien, dejemos que zanje la cuestión el propio proyecto de ley. Éste, en su “disposición adicional segunda”, establece que “La enseñanza de la religión católica se ajustará a lo establecido en el Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado español”. Acuerdo de 1979 que establece que “los planes educativos incluirán la enseñanza de la religión católica en todos los centros de educación, en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales” y que “dicha enseñanza no tendrá carácter obligatorio para los alumnos”. Como pueden ver, se habla explícitamente de equiparación de la Religión, que no incluye su obligatoriedad, sólo faltaba eso. Pero sí será obligatoria la Religión o su alternativa, y sí que ambas serán evaluables y contarán para las medias, las becas. Por otra parte, el que un alumno que curse Religión tendrá muchas más horas de esta materia confesional que de Física, Química, Biología o Geología (si lee bien verá que excluí las Matemáticas) no lo dice de esta manera tan explícita el proyecto de ley, claro está, pero si se analiza resulta palmario. Incluso hoy —antes del ascenso wertiano de la Religión—, es el total de horas dedicadas a esas cuatro materias científicas el que es similar al de Religión; ahora, dividan por cuatro. Respecto a los milagros (de cualquier religión, no solo de la católica), se oponen, por su propia definición, a la ciencia, qué quieren que yo le haga. Y no se conoce un solo suceso probado que sea “inexplicable” para la ciencia, como se pretende de los milagros (sí hay, por supuesto, fenómenos “inexplicados”, la gran mayoría no considerados milagrosos). Por tanto, enseñar a creer en milagros se opone a la enseñanza de la ciencia. Lo que hago en mi artículo es ilustrar esto con ejemplos; que el resultado ponga en solfa ciertas pretensiones religiosas es lamentable, ciertamente. Por fin, en aras de la educación científica no hay que excluir el estudio de ningún pensador, por supuesto; lo que hay que hacer es estudiarlos con pensamiento crítico, no con afán dogmático y adoctrinador (religioso o no).