Así que, ese día, fue a buscarlo hasta su casa, a pesar de que sabía que no se encontraba en la vivienda. Saltó una tapia y forzó un muro. El hombre no estaba, pero sí su madre, Francisca Díaz, de 73 años. Ella dormía. El agresor entró en el dormitorio por sorpresa y comenzó a golpear a la anciana, aprovechándose de su mayor fuerza física. Después de matarla, la violó y se marchó. Llegó a su casa sobre las siete de la mañana. La Guardia Civil lo despertó a las tres de la tarde. Los agentes ya habían encontrado su llavero.
Discusión por drogas que acabó en tragedia en el barrio de La Magdalena
Dieciséis años de prisión. Ese es el castigo que la Audiencia de Jaén impuso a Pablo Moreno Castro, un vecino de la capital, por el conocido como crimen de La Magdalena. Mató a su primo Antonio Moreno de varios disparos después de que los hijos del agresor y de la víctima discutieran por un asunto relacionado con drogas. Los hechos ocurrieron el 8 de mayo de 2000 en el barrio de La Magdalena. Los dos jóvenes que comenzaron la reyerta eran consumidores de estupefacientes. En un momento dado, comenzaron a discutir, así que la familia de Antonio, la víctima, llamó a Pablo para que viniera a buscar a su hijo. El acusado fue hasta la calle Hospitalico, acompañado de otro de sus hijos. Iba armado, pese a no tener licencia. Al llegar al lugar, su hijo toxicómano se acababa de marchar. Así que Pablo Moreno sacó una pistola y comenzó a disparar a su primo. Primero, le alcanzó en la pierna. Cuando la víctima intentaba huir, lo remató de un balazo por la espalda. Antonio murió en el acto, mientras que su asesino huyó. Fue detenido al día siguiente y condenado a 16 años de prisión. Actualmente, Pablo Moreno, de 67 años, está en libertad condicional, tras haber cumplido dos tercios de su castigo.
Apuñalado porque se negó a darles mil pesetas para una dosis
El 5 de septiembre de 2000, se produjo una fuerte discusión entre tres personas en el Parque San Eufrasio de Andújar. De un lado, estaban Vicente Alonso Arias, que entonces tenía 44 años, y la que era su compañera sentimental, Isabel González Alonso. Enfrente tenían a Francisco Javier Gutiérrez, un joven de tan solo veinte años. El chico les pidió mil pesetas para comprar una dosis de droga. La pareja, que también eran consumidores, se negó a darle el dinero. Discutieron. Vicente Alonso sacó una navaja. La víctima intentó defenderse con una botella. Viendo que estaba en inferioridad, huyó del lugar, perseguido por Vicente e Isabel, que iban armados con un cuchillo y unas tijeras, respectivamente. Lo alcanzaron y lo apuñalaron hasta matarlo. El cadáver presentaba 15 heridas. En diciembre de 2002, la Audiencia condenó a quince años de prisión a los dos autores del crimen. Se les consideró autores de un asesinato, con la atenuante de drogadicción. Vicente Alonso falleció en la cárcel de Sevilla el 18 de mayo de 2010. Su compañera salió hace unos meses en libertad condicional desde la cárcel de Huelva.
A tiros contra el jefe de su expareja en un brutal ataque de celos
Un ataque de celos hizo que Alejandro Bolívar Cantador, un vecino de Mengíbar que cumplirá 36 años en octubre, diera con sus huesos en la cárcel. El 12 de septiembre de 2000, de madrugada, acabó con la vida de Juan Lendínez, el jefe de su expareja. A tiros y cegado por las sospechas de que la mujer tenía una relación con la víctima. Un jurado lo declaró culpable de homicidio y tenencia de armas, con las atenuantes de obcecación y confesión. El crimen ocurrió a las tres de la mañana de aquel 12 de septiembre de 2000. Alejandro Bolívar, enemistado con Juan Lendínez por el hecho de haber contratado a su expareja, se dirigió desde Bailén al pub propiedad de la víctima en Mengíbar. Fue con una escopeta de caza que había adquirido el día anterior en un armería. En el local, primero disparó a una nevera y le exigió al dueño que se fuera o lo mataba allí mismo. Juan Lendínez se marchó corriendo y Alejandro salió detrás de él. Volvió a tirar. Le alcanzó en el costado. La hemorragia le causó la muerte a las pocas horas. El homicida fue condenado a ocho años y medio de cárcel. Terminó de cumplir su castigo en el año 2008.
Acabó con la vida de su hijo en Andújar tras un discusión por llevarse el coche
Genaro Abad Jiménez mató a su propio hijo, José Manuel, de una puñalada. El chico, de 25 años, murió desangrado, porque la navaja le alcanzó la femoral. Este vecino de Andújar fue castigado por la Audiencia a siete años y medio de cárcel por homicidio, con las atenuantes de arrepentimiento espontáneo y reparación del daño. Genaro Abad salió en libertad desde la cárcel de Tarragona en noviembre de 2007, tras la concesión del tercer grado. El crimen ocurrió en la madrugada del 10 de diciembre del año 2000. El autor de la muerte estaba en su casa de Andújar, cuando llegó su hijo, acompañado de varios familiares. Génaro Abad le recriminó que se había llevado el coche sin permiso. Discutieron. En el transcurso de la riña, el hijo sacó una navaja que llevaba a la cintura, de 20 centímetros de hoja (abierta medía 42 centímetros). Apuntó a su padre que, ante la amenaza, golpeó a José Manuel en el brazo. El arma blanca cayó al suelo. Fue recogida por Genaro Abad, que asestó a su hijo una puñalada mortal.
Quince años de prisión por asesinar a un hombre en una cochera de Huelma
José Luis Centeno Encinas, un vecino de León residente en Huelma, asesinó a Miguel Guzmán, alias “El Ratilla”, en la tarde del 3 de noviembre de 2000 en una cochera abandonada. Primero, le dio una paliza que lo dejó malherido. Después, volvió al lugar de los hechos y le reventó la cabeza con una piedra. El autor del crimen dijo que mató a “El Ratilla” como represalia por haber abusado de su hermano, que también fue acusado junto a otro vecino del pueblo. Finalmente, el jurado solo condenó a José Luis Centeno. Lo consideró autor de un delito de asesinato, ya que se aprovechó de que la víctima estaba desvalida en el suelo para rematarla. Le cayeron 15 años, que terminará de cumplir en 2016. Los otros dos procesados fueron absueltos por falta de pruebas. El asesino se encuentra actualmente cumpliendo su castigo en Córdoba.
Arrojó a su mujer por el balcón de casa y, luego, simuló que se había suicidado
El pasado 26 de septiembre, José Manuel Luque Castillo cumplió su 44 cumpleaños en la cárcel de Jaén. Este iliturgitano está entre rejas por matar a su esposa, Mercedes Cano, en agosto de 2001, cuando ella tenía 26 años. Debe pagar una condena de 14 años de prisión por homicidio. Arrojó a la mujer por el balcón de su casa tras una discusión y, después, simuló que se había suicidado. El día de los hechos, la pareja estuvo de cañas. Cuando regresaron a su piso, se enzarzaron: José Manuel se puso violento, muy violento. Mercedes se escondió en el dormitorio. Sin embargo, él entró y la llevó por la fuerza hasta el balcón. Cuando la víctima estaba de espaldas, la empujó. Después, limpió los vestigios de la pelea en el piso y dijo a la Policía que su esposa se había tirado. De hecho, José Manuel defendió su inocencia hasta el final. Sin embargo, los forenses determinaron que Mercedes Cano cayó al vacío porque fue empujada por su marido. Este crimen tuvo que ser juzgado dos veces, pues el Supremo ordenó repetir el juicio por falta de motivación del fallo. Luque Castillo está en la cárcel de Jaén.
Una brutal paliza para acabar con la vida de su esposa, Ángela Córdoba, en Linares
Zahoor A. A., español de origen pakistaní, mató a su esposa, Ángela Córdoba, en la casa en la que ambos vivían en Linares. Ocurrió el 14 de abril de 2002, en una discusión. Nunca han trascendido los motivos. Tan solo que, en un momento dado, Zahoor A. A. comenzó a golpear a su mujer. Lo hizo “con gran violencia, de manera sorpresiva y sin darle opción a defenderse”. Las heridas fueron gravísimas. Murió en el acto por una hemorragia cerebral. Zahoor A. A. dijo en el juicio, celebrado en enero de 2003, que todo fue una casualidad: “Cuando nos llega la hora, nos llega, y en este caso, por desgracia, fue a través de mis manos”. Le cayeron doce años, que está a punto de cumplir.
Diez años de prisión por matar a su amigo porque creía que estaba con su mujer
Djilali Toulai era una persona completamente normal hasta el 1 de mayo de 2002. Este argelino que, actualmente tiene 45 años, residía en Linares junto con su esposa y un compatriota, al que tenía realquilada una habitación. No tenía problemas con la Justicia y trabajaba para enviar dinero a sus dos hijos, que vivían en Argelia. Sin embargo, en la tarde de aquel día de fiesta, sufrió un ataque de celos. Cuando Djlali se levantó de la siesta, vio a su mujer recostada en el sofá sobre las piernas de su amigo: “No me pude controlar”, dijo en el juicio. Lo que hizo fue coger un cuchillo de monte con el que asestó dos puñaladas al hombre. Lo mató en el acto. Después, pidió ayuda a los vecinos. Fue condenado a diez años por homicidio con la atenuante de arrepentimiento. Ya está en libertad.
Apuñaló a un joven y escondió su cadáver en el vertedero de Begíjar
Francisco Manuel Martínez Vázquez desapareció el 7 de septiembre de 2002. Este vecino de Ibros, de tan solo 23 años, acudió a Begíjar para cobrar una deuda. Su familia ya no volvió a verlo vivo. Un día después, se halló su carné en el patio de una casa, junto a abundantes restos de sangre. Finalmente, tras una semana de búsqueda, la Guardia Civil halló el cadáver en el vertedero del pueblo. Fue escondido allí por Manuel Carrasco Pozas, un vecino de Begíjar que está a punto de cumplir 31 años. Primero, lo apuñaló y, ayudado por dos menores, trasladó el cuerpo hasta el estercolero. Jamás se encontró el arma ni tampoco han trascendido los motivos del crimen. Carrasco, que lleva cumplidos más de nueve años de una condena de 14, siempre defendió su inocencia. Actualmente, está en la cárcel de Aranjuez.
El marteño que asfixió a su ex, en tercer grado y con una pulsera
Manuel Gómez Carreras, el vecino de Martos que estranguló a su ex en el portal del bloque de pisos donde ella residía, ya está en libertad condicional. Una pulsera telemática controla sus movimientos. La tendrá en su muñeca hasta finales del próximo mes, cuando termine de cumplir una condena de nueve años de prisión por homicidio. Gómez Carreras, que hoy tiene 48 años, mató a su exmujer, Manuela Hermoso, en la madrugada del 23 de marzo de 2003. Primero, la buscó por las calles de Martos para recriminarle que hubiera dejado solos a los hijos pequeños de la pareja para salir con una amiga. Después, la esperó escondido en el portal del edificio. Cuando quedaron frente a frente, él la cogió por el cuello para ahogarla. Para terminar cuanto antes, la estranguló con un cinturón y una cuerda. Este crimen fue castigado de tres formas diferentes. La Audiencia le impuso siete años y medio de cárcel. El TSJA elevó la pena hasta los once años y tres meses y, finalmente, el Supremo la dejó en nueve años de prisión.
Cumpliendo condenado por asfixiar a su ex compañera sentimental en Linares
Doce años y medio de cárcel es el castigo que está cumpliendo Francisco Ruiz López, un vecino de Linares que, en la actualidad, tiene 41 años. El 14 de marzo de 2003, estranguló a su expareja, Elena Martelo, de 28 años, y con la que tenía un niño en común. La pareja había roto un mes antes del crimen. Sin embargo, Francisco Ruiz solía quedarse a dormir en la casa de Elena, sobre todo las noches en las que acudía a visitar a su hijo. Fue lo que ocurrió ese 14 de marzo. Discutieron por las causas de la ruptura. Él, mucho más corpulento, se abalanzó sobre ella. Le tapó la boca y la agarró del cuello. La asfixió durante cuatro o cinco minutos hasta matarla. Francisco Ruiz fue condenado por el Supremo a 12 años y medio de cárcel por un delito de homicidio. Está en la cárcel de Jaén.
Disparó contra un hombre a las puertas de una discoteca en Bailén
Juan Camacho Santafausta ya ha pagado su deuda con la sociedad. La Justicia condenó a este vecino de Bailén a cuatro años y medio de cárcel por un delito de homicidio. Mató de un disparo a Antonio López en la madrugada del 6 de septiembre de 2004, en las puertas de la discoteca Punto Cero de Bailén. Esa noche, había bebido y, además, sufrió un trastorno mental transitorio, como consecuencia de que la víctima lo había acosado de forma constante psíquica y físicamente. Está en libertad.
Apuñaló a un hombre que le prometió en falso que le arreglaría los papeles
Maakoud Mohamed conoció en marzo de 2003 a Francisco, un vecino de Linares. Pronto, comenzaron a mantener sexo en un piso del Gran Eje a cambio de que le regularizara su situación legal en España. El marroquí llegó a entregarle 1.200 euros para los gastos. No obstante, semanas después, la Policía le comunicó que lo iban a expulsar y Maakoud se dio cuenta de que Francisco lo había engañado. Así que, en la noche del 21 de mayo de 2003, cuando ambos estaban en la cama, discutieron. El árabe, que había bebido, estaba furioso. Así que cogió un cuchillo y se lo clavó a su compañero en el estómago en repetidas ocasiones. Después, lo estranguló con una cuerda. Salió a la calle y confesó lo que había hecho a una patrulla de Policía que pasaba por la zona. Ya ha cumplido los 6 años de cárcel que le impuso la Audiencia.
“Huesopavo”, un asesinato brutal entre las rejas de la cárcel
Luis Miguel Mingorance Corral es un granadino de 56 años que lleva más de media vida entre rejas. Tiene tres delitos de sangre a sus espaldas. El último cometido en la cárcel de Jaén, cuando mató a otro recluso porque, según él, le dijo que “todos los días debían de ser 11-M”. Lo asesinó a golpes en el patio de la prisión, a la vista de todos. Ya había asesinado a otro preso en la cárcel de Aranjuez y, con anterioridad, a un policía nacional durante una persecución. Considerado peligroso, actualmente ha mejorado su comportamiento. Cumple condena en Algeciras.
A garrotazos contra “su amigo del alma” por una deuda de tan solo 30 euros
El 29 de abril de 2004, David Gómez mató a golpes al que él mismo definió “como su amigo del alma”. Le reventó la cabeza con una barra de hierro en La Puerta. Fue condenado a diez años de prisión por un delito de homicidio.
En libertad el fratricida de Lahiguera
Fue en legítima defensa. Ramón Garrido Pérez, un vecino de Lahiguera, acabó con la vida de su hermano Juan Lázaro de un escopetazo, en la noche del 7 de diciembre de 2004. La víctima amenazó a su madre y a su hermano, que decidió quitarse de en medio y pasar la noche en una caseta destinada a los perros. Sin embargo, Juan Lázaro fue a buscarlo hasta allí. Iba armado con un cuchillo. Así que Ramón, que había preparado una escopeta, la empuñó. Efectuó un único disparo. Los magistrados le aplicaron las atenuantes de confesión, trastorno mental por miedo insuperable y legítima defensa. Fue condenado a tres años de cárcel, de lo que cumplió dos antes del juicio. Está libre.
Mató a su hermano de dos disparos por venganza en Baños de la Encina
Ricardo Ortega Flores nació en 1929 y lleva en la cárcel desde abril de 2005, cuando mató a su hermano Fernando, de dos disparos de escopeta. Lo hizo por venganza y en la propia finca de la víctima, donde vivía también el agresor. La mañana del crimen, la Guardia Civil lo multó por conducir sin carné y pensó que quien avisó a los agentes fue Fernando. Así que esperó a que se marcharan unos albañiles que trabajan en la parcela para asesinar a su hermano. Sin avisar, le dio dos tiros. El primero, en la espalda. El segundo, en la cabeza, para “asegurarse que lo había matado”. Ricardo se fue, a continuación, a tomar un café. Fue condenado a casi 19 años de cárcel. A pesar de su avanzada edad, sigue en prisión, sin disfrutar de permisos.
El colombiano que mató a su cuñado disfruta ya del tercer grado
Carlos Israel Marquínez ha tenido un buen comportamiento en la cárcel, que le ha permitido acceder al tercer grado y, por lo tanto, a la libertad condicional. Este colombiano, que cumple diez años y medio por matar a puñaladas a su cuñado en la casa que compartían en el barrio de San Juan, disfruta del régimen abierto restringido en la prisión de Álava.
Solo un condenado por la muerte de un anciano en su casa de Los Jardinillos
El 27 de julio de 2005, fue encontrado muerto Antonio García Rivera, un hombre de 71 años, al que estrangularon en su propia casa de Los Jardinillos. Por este crimen, fueron detenidos dos ciudadanos marroquíes, Mohamed L. y Ameur E. Ambos urdieron un plan para robar a la víctima. El primero mantendría relaciones sexuales con la víctima y facilitaría la entrada de su compinche, que desvalijaría el piso. Sin embargo, algo salió mal y Mohamed estranguló al anciano. La Audiencia condenó a ambos a doce años de prisión. Finalmente, el Supremo exculpó a Ameur del delito de homicidio por falta de pruebas. Había pasado tres años en prisión, pese a ser inocente.
El asesinato de Rocío Estepa a manos de su novio conmocionó a la sociedad
Martín Javier Olguín, argentino residente en Jaén, estranguló a su novia, la joven maestra iliturgitana Rocío Estepa el 12 de octubre de 2006. El asesinato se produjo en el chalé del Puente Tablas en el que la pareja residía. El criminal anuló cualquier posibilidad de defensa de la víctima, cuando le colocó una almohada sobre la cara. Apretó durante varios minutos, sin que ella pudiera defenderse. La Audiencia le impuso 18 años de cárcel, una pena que el TSJA rebajó a 13 y que el Supremo volvió a elevar hasta los 17. Olguín está recluido en la cárcel de Jaén, donde trabaja en el taller de confección.
A golpes tras una discusión por lindes
Francisco Ruiz Rosales, un vecino de Torreperogil, espera a que el Tribunal Supremo confirme definitivamente cuál será su castigo por matar a su lindero, Salvador Frías. El crimen ocurrió el 29 de mayo de 2008, cuando el autor confeso de los hechos, discutió con la víctima. Presuntamente, primero le dio un golpe con una azadilla, que lo dejó aturdido. Después, le prendió fuego tras rociarlo con una lata de gasolina. Los forenses determinaron que el hombre falleció por la inhalación de gases y por la acción directa del calor. No obstante, las partes han recurrido ante el Supremo la condena de 14 años y medio de cárcel.