25 de noviembre, Día contra la Violencia hacia las Mujeres
Rafaela Pastor Martínez / Desde Córdoba. No entendemos qué ocurre en el planeta para que en pleno siglo XXI tengamos que conmemorar cada año este día porque a las mujeres nos asesinan, nos violan, nos censuran, nos prostituyen, nos invisibilizan, nos lapidan... por el mero hecho de ser mujeres.
Si nos paramos pensar que más de 700 mujeres han sido asesinadas en 10 años, es difícil aceptar que haya ocurrido en nuestro país, en un Estado en el que hemos conseguido poner en pie un sistema de bienestar social propio de las democracias más avanzadas, y sin embargo, también en esas democracias de larga tradición, que están a la cabeza en política, tecnología, economía, educación... en esos grandes países, también nos asesinan a las mujeres nuestras parejas o ex parejas, los padres de nuestras hijas e hijos y estos crímenes son la última consecuencia de un sistema patriarcal mundial que sigue en pie a pesar de contar con una mínima representación de mujeres en la banca, en la política, en la universidad, en la magistratura..., sigue en pie a pesar de que las mujeres cobramos de media un 20% menos que los varones, sigue en pie a pesar de que se nos cubre con burkas o se nos exige la talla 38 y la eterna juventud, dependiendo de la parte del Planeta en la que hayamos nacido, sigue en pie a pesar de quemarnos vivas si nuestro padre no aporta la dote esperada, sigue en pie a pesar de alimentar a nuestras hijas e hijos sin que el estado exija la pensión alimenticia a los padres, sigue en pie a pesar de que nuestras mayores vivan en la más absoluta miseria con pensiones no contributivas a pesar de haber entregado sus vidas haciendo de cuidadoras y mantenedoras.
Un sistema patriarcal mundial que nos tendrá en frente a las feministas el 25 de noviembre y cada uno de los 365 días del año para reivindicar derechos para la clase trabajadora, que cada vez soporta peores condiciones, para reclamar un sistema de bienestar social que está siendo duramente castigado en nombre de una crisis que sigue enriqueciendo a los que más tienen y que nos está asfixiando al resto de la ciudadanía que ha luchado y trabajado por un sociedad justa y equitativa.