15 M: 'Ave Caesar, morituri te salutam'

Diego José Marín López, desde Marmolejo.- Menuda panda de desocupados, vagos, hippies y porreros se ha dejado caer por nuestras plazas y avenidas, gente que no hace otra cosa que ensuciar, protestar y obstaculizar los ingresos de nuestros honrados comerciantes.

    16 jun 2011 / 08:54 H.

    ¡Voto a bríos que responderán ante el pueblo y el senado de felonía! Es fácil demonizar a unos cuantos cientos de chavales que no alcanzan a ver su futuro, que piden trabajo para todos, que no privaticen la enseñanza, un salario ético para la clase política, y que los poderes macroeconómicos dejen de regir nuestra vida, entre otras acertadas cosas. Es fácil asusarles la manada al norte de la sempiterna poderosa “espada mediática”, culparles de todos los males que asolan el país, pero ¿qué ocurre con aquellos a quienes van dirigidas las protestas? ¡Ah no!, ellos no tienen culpa ninguna, no responden ante nadie. ¡Claro! No necesitan concentrarse en ninguna plaza para reivindicar nada, les basta una pulsación del botoncito para obtenerlo. ¿Qué pasa? ¿Somos idiotas? ¿Se nos atrofiaron los sentidos? ¿No alcanzamos a ver que los salarios, privilegios, y pensiones de la clase política, están llevando el país a la ruina? ¿Que hay 260 senadores que no sirven para nada? ¿Que la Casa Real es un gasto inútil? ¿Que banqueros y demás especímenes han provocado la crisis? ¿Somos imbéciles? Inundamos las calles con una masa enfebrecida y vociferante para celebrar que 11 ricos han obtenido una prebenda más en ese negocio millonario en que hemos convertido el fútbol, y no somos capaces de apoyar a aquellos que necesariamente deben sustituirnos. Amigos, las revoluciones parten, y deben hacerse desde la justicia de lo pedido y desde la cultura patrimonio de la juventud. Cada vez nos parecemos más a esa turba romana que desde las gradas se desgañita con furor, mientras nuestros jóvenes desde la arena se enfrentan a su aniquilación sin posibilidad de rebasar a la guardia pretoriana, tras la cual el César y su corrompida cohorte se encuentran ampliamente protegidos y pertrechados. “El mensaje de Jesús para los ricos con respecto de los pobres, era: Ahí os los encomiendo; pero entendieron íroslos comiendo, y están cumpliendo ¡a rajatabla!”