Emocionante celebración

El jiennense Antonio Jiménez Armenteros vivió uno de los días más felices de su vida. No solo celebró su jubilación junto a sus seres más queridos —familiares, amigos y compañeros de profesión—, sino que, además, cumplió 65 años ese día. Desde los 14 años, Jiménez trabajó en la farmacia Joaquín Ramírez, de Jaén. Allí pasó más de medio siglo, siendo uno de sus empleados más ejemplares. Por ello, las paredes del bar Faustino se llenaron de fotografías de toda su trayectoria a través de las que se veía su evolución familiar y profesional.

La cita contó —antes de la gran cena que reunió a más de 70 personas— con una misa en su honor en la iglesia San Miguel. Todo fueron palabras de agradecimiento para él, desde una carta leída por su hija Cristina Jiménez, hasta unas emotivas palabras dadas por su jefa, María Teresa García. Las lágrimas se adueñaron de sus ojos y, casi sin poder hablar, el jiennense intentó dar las gracias a todos los presentes, que le regalaron varias placas honoríficas, ramos de flores, relojes, plumas estilográficas ¡y hasta un móvil! Eso sí, para él lo material careció de relevancia cuando, en una misma sala, lo acompañaron las personas que más quiere.