“Y se nos fue de repente”
Era el más pequeño y especial de sus siete hermanos. Un luchador nato que supo adaptarse a sus dificultades físicas y seguir adelante con una vida normal y plena a pesar de las adversidades.
El innombrable “C” nos lo ha arrebatado de repente, sin avisar y de la peor manera posible; padeciendo en una cama de hospital durante tres interminables semanas.
A todos los profesionales del Hospital de San Agustín, de Linares, que pasaron por la habitación 309. Solo puedo darles las gracias una y mil veces por su humanidad, cariño y excelente trato a pesar de saber que la situación era irreversible. Todos tenemos derecho a una muerte digna y sin sufrimiento. Y a mi hermano Diego solo puedo darle las gracias por su entereza para intentar hacer sufrir a la familia lo menos posible debido a la situación. Y pedirle que vele por todos nosotros desde el cielo.
Descansa en paz hermano, siempre vas a estar en nuestros corazones.