“Un hombre sociable y amante de las cacerías”

11 dic 2016 / 08:00 H.

Antonio del Moral Hinojosa, mi abuelo, era natural de la aldea de Ribera Baja, en Alcalá la Real. Hijo único siempre vivió en la cercana Ribera Alta. Fue una persona activa que se dedicó al campo, la fontanería y su restaurante. Le encantaba la caza e incluso llevaba un coto. Uno de sus cinco hijos, Antonio Miguel del Moral Garrido abrió el Restaurante Rey de Copas.

Conoció a su mujer, Matilde Garrido, con la que se casó muy joven, en 1961. Mi abuelo siempre fue un hombre serio, pero muy atento a su familia. Al ser hijo único no quería que su primogénita, Matilde, careciera de hermanos.

Nietos en vida llegó a tener cinco. Los hijos también cumplieron con los deseos del padre, que cual Abraham bíblico apostaba por una familia extensa. Como hombre de pueblo pero siempre muy sociable. Fue conocido por el Reino, por su puntería con la caza y por sus ambiciones empresariales. En el plano cinegético, prefería la del pájaro de perdiz, a ser posible con reclamo.

Me acuerdo, cuando era pequeña, del buen trato que me daba mi abuelo. Yo estaba fuera, en Mallorca, y los veranos siempre veníamos a pasar la estación soleada por excelencia con él y mi abuela, que también nos quería mucho. Lo pasábamos en grande en la Ribera Alta y en Frailes.

Se le echa de menos, pues fue un gran hombre, valorado por vecinos y por la familia. Se fue con la satisfacción de haber conocido a Javi Júnior y a Valle, la hija de mi tío José Luis. Le daban la vida los niños, siempre le encantaba estar con ellos. Dos días antes de morir, pasaba por las puertas y lo llevé a Alcalá la Real para comprarse una gorra y unas zapatillas y aprovechamos para comer churros. Me dijo que en Navidad le gustaría repetir un día como ese.