“Un hombre de cine, pionero en España y reconocido internacionalmente”

22 dic 2015 / 08:00 H.

Eduardo García Maroto fue un prestigioso director, guionista, montador y productor de cine español. Inició su carrera en el cine mudo y por ello se le considera decano del cine en España. A lo largo de su vida estuvo relacionado con el séptimo arte. Como creador aportó un particular sentido del humor y una gran sensibilidad para los temas humanos y sociales. También se valoran sus innovaciones en los aspectos técnicos y artísticos, con el reconocimiento del premio del Círculo de Escritores Cinematográficos al mejor guion por la película “Tres eran tres” (1958).

En teatro, montó “Los amantes de Teruel” (1955) en el marco de la capital turolense y destacó como crítico teatral y de cine en diarios como “ABC”. Con el seudónimo de Marisa Barba publicó artículos en la revista de humor “Hermano Lobo”, donde publicaban sus dibujos artistas como Forges, Chumy Chúmez, Gila y muchos otros grandes del humor.

Eduardo García Maroto nació en Jaén en 1903. Era uno de los siete hijos de una familia de clase media; su padre fue ingeniero militar en la campaña de Cuba. Pasó su infancia en varias ciudades españolas, a las que la familia se trasladaba en función de los servicios que su padre desempeñaba en distintas centrales eléctricas. Tras intentar, sin éxito, ingresar en el Cuerpo de Correos, acabó trabajando de contable en la Compañía Nacional de Telegrafía sin hilos, en Madrid. En esa época empezó a cristalizarse su pasión por el cine, lo que le llevó a colaborar como corresponsal en “Cine Revista”, una modesta publicación catalana dedicada al incipiente séptimo arte. Se estrenó como actor improvisado en El Retiro madrileño, en 1923, gracias a su amistad con el técnico principal de los estudios Madrid Film.

Con apenas 20 años, vivió la experiencia de la guerra colonial cuando el Segundo Regimiento de Zapadores Minadores, en el que se ha alistado, es destacado en Larache como apoyo a las campañas promovidas por el dictador Miguel Primo de Rivera. Regresó ileso, y pronto recuperó su contacto con el reducido círculo cinematográfico madrileño, entrando finalmente a trabajar como montador en “Madrid Film”, en 1924. La Guerra Civil le sorprendió en Córdoba iniciando el rodaje de “El genio alegre”, sobre una comedia de los hermanos Álvarez Quintero y dirigida por Fernando Delgado. Pasó parte de la contienda en Portugal, donde posteriormente dirigió las coproducciones “A mantilha de Beatriz” (1946) y “Nao a rapases maos” (1947), esta última sobre “La ciudad de los muchachos” de Edward J. Flanagan. Entre 1955 y 1970 fue director de producción en superproducciones estadounidenses rodadas en España, como: “Orgullo y pasión” de Stanley Kramer, “Salomón y la reina de Saba” de King Vidor, “Espartaco” de Stanley Kubrick, o “Patton” de Franklin J. Schaffner. En 1960, García Maroto y el productor Octavio Lieman crearon la Fundación Española de Cine Infantil (FECI), cuyo único fruto de su breve existencia fueron las “Aventuras de Don Quijote” (1961), primer y único episodio del proyecto.

En 1987 celebró sus bodas de oro con Angelines Matilla, con la que tuvo cinco hijos. Sus tres hijos varones han alcanzado cierto relieve en diferentes campos relacionados con la comunicación: el primogénito, Luis en el mundo del teatro independiente y la sociología del teatro infantil; Eduardo como teórico de multimedia y alto directivo en empresas de medios; y Agustín, el benjamín, en el apartado docente como especialista en comunicación audiovisual. A partir de sus escritos autobiográficos, se realizó un documental con guion de Luis Mamerto López-Tapia y Javier Caballero, titulado “Memorias de un peliculero”, que se estrenó en 2007.