“Todo un ejemplo de entrega y generosidad”

Un hombre entregado con diferentes causas, entidades, instituciones, asociaciones y colectivos locales de muy diversa índole, que significó mucho para Linares, y que aún lo hace. Ese era Alberto López Poveda, que justo hace un año que nos dejó, a los 99 años de edad. Fueron muchos sus grandes logros, entre los que se encuentra la constitución de la Fundación Casa-Museo Andrés Segovia, el lugar que alberga gran parte de la obra del guitarrista más universal, así como numososos instrumentos. Y un centro de la cultura, no solo musical, puesto que en él se dan cabida diferentes artes durante todo el año. Además de amigo personal de Andrés Segovia, fue su biógrafo oficial y luchó, durante años y con el apoyo de otras instituciones, para que el legado del maestro quedara en Linares.
Murió el último caballero que quedaba en esta sociedad, como lo definió el propio alcalde, Juan Fernández, al conocer su fallecimiento. Todo un ejemplo de entrega y generosidad. Don Alberto, como se le llamaba con respeto pero, sobre todo, con mucho cariño, dedicó toda su vida al servicio de los demás, de su gente, de las personas que lo han rodeado, por lo que se trata de un ejemplo para todos en lo que a humanidad se refiere.
Su dedicación profesional estuvo ligada a la antigua fábrica de aluminio, donde entró como aprendiz, con tan solo quince años, y de la que acabó ejerciendo como director. Pero, además, formó parte de numerosos colectivos y asociaciones benéficos. Además, de su gran trayectoria destaca que fue concejal del Ayuntamiento de Linares en la década de los años cuarenta del siglo pasado, o hermano mayor de la Cofradía de la Virgen de Linarejos.
También obtuvo importantes reconocimientos que pudo disfrutar en vida. Ese es el caso del premio local de Cultura en 1992, que se le otorgó en la primera edición en la que se instauró, o el de Hijo Predilecto de la ciudad y consejero de honor del Centro de Estudios Linarenses. Asimismo, Diario JAÉN le otorgó el premio Jiennense del Año 2002, en la categoría de “Valores Humanos”.
Su estado de salud era ya delicado en las últimas semanas, pero, aun así, no perdía ese carácter educado y afable, ni de trabajar en el pequeño despacho de la Casa Museo Andrés Segovia. Linares siempre lo recordará.