Sebastián Moya: Solo sembró el
bien en los campos que se movió

05 oct 2019 / 08:00 H.
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La triste noticia del fallecimiento de Sebastián Moya Lorca corrió como un reguero de pólvora por todos los rincones de la capital. Su muerte ha conmovido a todo el deporte provincial y han sido muchas las muestras de pesar y de cariño que han llegado a sus familiares.

Y todo ello porque Sebastián Moya solo sembró el bien en todos los campos en los que se movió y en aquellos que tuvimos la suerte de trabajar con él o conocerlo. Era una persona entrañable, siempre jovial, con sonrisa permanente y cautivadora. Trabajador incansable, luchador, siempre en beneficio del deporte y de sus deportistas, jóvenes y mayores. Aunque nació en Beas de Segura, muy joven llegó a Jaén. Fue profesor de Matemáticas en el colegio Manuel de la Chica, de Mengíbar, y en el “Cándido Nogales”, de Jaén. Su vinculación con el deporte y su dedicación a cualquier actividad fue intensa. Luchó y trabajó sin descanso, sin mirar el reloj. En Mengíbar se le reconoció su labor, poniendo a su pabellón municipal de deportes su nombre, decisión que fue recogida por Sebastián con la humildad que en él era característica. Se ha ido sin hacer ruido, como vivió toda su vida. Sus enseñanzas, tanto en las aulas como en los recintos y despachos deportivos, marcaron la vida de tantas personas que, con orgullo, siempre han aireado la labor de este excelente profesor, buen entrenador-educador y excepcional dirigente.

El balonmano, su club, el GAB Jaén, fue santo y seña en su vida, junto a su familia. Fue fundador de la entidad allá por el año 1992, junto con otros amantes de este deporte, que ahora lloran su ausencia. José Carlos Sobrado, Juan Párraga, Manolo Ortega Cáceres, Antonio Hornos, llegando después Javier García, Manolo Carrascosa, Pedro Antonio Martínez, o el actual presidente, José Ignacio Fernández, entre otros muchos, sin olvidar al gran “Chus” Castro, que ya espera a Sebastián en el cielo para hacer allí protagonista al balonmano. Ellos y todos los que a lo largo de estos 27 años pasaron por la entidad, destacan su labor y sus dotes para involucrarlos en una actividad que los alejara de esos ambientes nefastos que la calle ofrece. Su poder de captación y sus sabias palabras, siempre alentadoras, y su esfuerzo, para superar la adversidad y los problemas que aparecían en el club, nunca serán olvidadas por quienes hasta altas horas de la madrugada, muchos días, compartían largas reuniones para poder solventar los obstáculos que acuciaban a la entidad. Y no puedo olvidar su amor y cariño al Real Jaén C.F., del que era socio, y cada domingo acudía al estadio, para disfrutar y sufrir con su equipo, pero para animarlo con todas sus fuerzas.

Se ha ido un “padre” del deporte jaenero, un referente del balonmano, por el que luchó hasta la extenuación, porque estaba convencido que a la juventud le podía hacer mucho bien. Particularmente, tengo que agradecer a Sebastián Moya la ayuda que me aportó durante muchos años en mi labor de periodista deportivo y nunca olvidaré sus consejos y sus enseñanzas para llevar a cabo, con dignidad, mi profesión, estando siempre dispuesto, sin importarle la hora en la que lo requería. Hoy, Sebastián, yo también lloro por su ausencia.

Descanse en paz amigo. Nos vemos. Paz bien.

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