Muy ibreño y amado maestro de Pegalajar

24 mar 2016 / 09:20 H.

El Ayuntamiento de Pegalajar convirtió en norma escrita un sentimiento de los vecinos del pueblo de La Charca cuando, el 29 de junio de 2005, la Corporación Municipal reunida en pleno acordó, por unanimidad, sin atisbo de duda, nombrar Hijo Adoptivo de la villa a Juan Moreno Palomares. Un maestro querido, y eso que no daba una asignatura de las marías, porque las Matemáticas se le atragantan a cualquiera. Se le reconoció el haberse convertido en un pegalajareño más, como demostró en un pregón dedicado a la Virgen de las Nieves, en el que demostró que la imposibilidad de andar la compensaba con su gran corazón. Un docente excepcional, con cuarenta años de clases a sus espaldas y pegalajareño más, que se conocía todos los rincones y que era muy flamenco, con galones, por estar en la directiva de la peña dedicada al cante jondo del pueblo y que dedicaba sus horas libres a fomentar el deporte, el fútbol y el tenis. Tertuliano de los buenos y un amigo para sus alumnos. Muchos de ellos, hombres y mujeres hechos y derechos, acompañaron en el duelo a su mujer, Isabela, a sus hijos, Miguel Ángel y María Isabel y a sus tres nietos. La noticia corrió de viva voz y en las redes sociales, a las que tampoco decía que no el inquieto Juan Moreno Palomares, al que le gustaba escribir y que sacaba también tiempo para ser activo en el Facebook, donde también le gustaba debatir. Pero, aunque pegalajareño por el cariño de sus paisanos adoptivos, el maestro era un ibreño de cuna, de “Ibros y muy de Ibros”, como dicen los nacidos en este pueblo de La Loma, donde nació en 1940. Conocida su firma en el programa de las fiestas en honor a la Virgen de los Remedios, donde no faltaron sus poesías, obituarios y reflexiones que no dejaban indiferente al ávido lector.