“Humanidad al servicio del fútbol modesto”

04 nov 2019 / 08:00 H.
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Todos los que de una forma u otra hemos estado, y estamos vinculados al fútbol modesto, lo conocíamos con el apelativo de “Didí”, aunque su nombre verdadero era Juan Latorre Nicás. A cualquier hora que uno pasaba por el campo “Sebastián Barajas”, el de la Federación, se encontraba con un hombre todo amabilidad, todo entusiasmo, todo cordialidad, entregado fielmente a su quehacer para que los cientos de jugadores de los equipos que entrenaban diariamente, o, que jugaban cada fin de semana en ese recinto deportivo, tuvieran las instalaciones en las mejores condiciones.

Hablaba de manera sosegada y en ningún momento tenía una palabra malsonante, o gesto despectivo. Con la Federación Jienense ha estado vinculado gran parte de su vida, más de 40 años. Si no recuerdo mal desde la época de Sebastián Barajas, Sánchez Estrella, Ángel del Arco, Valderas, con el que tuvo una gran vinculación, José Pérez, José Gutiérrez e Ildefonso Ruiz, con lo que fue un fiel colaborador y un eficiente trabajador.

Era del Real Jaén y del Valencia CF, y, era todo entrega para quien necesitaba de sus servicios o ayuda. “Didi”, lo fue todo en el mundo del fútbol modesto de Jaén, desempeñando funciones de entrenador en equipos de los años 70, como el Plastilux, UD Jaén, Peñamefecit, La Glorieta, AD El Valle, entre otros, actuando, además, como utillero y hasta de masajista cuando hacía falta. Su ilusión era estar siempre dispuesto y atento a las necesidades de los demás.

Trabajó en la Confitería Chinchilla y, posteriormente, trabajó de albañil en Barcelona, Ciudad Real, Sevilla y Jaén. Las últimas generaciones de jugadores le tenían un gran afecto, hasta tal punto que algún que otro momento tuvo que soportar alguna que otra broma, siempre simpática de todos ellos, e incluso de los jóvenes que integraban las diversas selecciones provinciales, en las que también colaboraba. Fue admirado por todos los que tuvimos la suerte de conocerlo y compartir muchos momentos juntos. Aunque él siempre decía que su labor en el campo federativo no lo tenía como un trabajo profesional, sino que lo hacía, eso me dijo en más de una ocasión “por entretenerme y estar cerca del fútbol aficionado de Jaén”. Formó, durante muchos años una buena pareja con su entrañable amigo, Manolo Bares, “Manolito”, aunque a veces tenían discrepancias, y admiraba al que “mandaba” en el campo después de los dirigentes, el gran Bautista Ortega, al que todo el mundo respetaba. Era un todoterreno y solo él sabe los pasos que dio por todo nuestro Jaén para llevar a tantos y tantos sitios, la correspondencia o documentación federativa, incluso en su buena relación con el que era secretario, Tomás González, de manera que llevaba en sus ratos de ocio, que tenía pocos, a muchos sitios lotería de varias instituciones.

Siempre me comentaba que, de sus hermanos, la más cercana era, sin lugar a dudas, Rosa, que le preparaba el almuerzo. La gratificación que recibía de la Federación Jienense, le servía ‘para ir tirando’, y siempre me recordaba, incluso hasta semanas antes de morir, que “el fútbol de ahora, incluso en la base, ya no es como el de antes”.

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