“Fue uno de los mejores jugadores del emblemático Balonmano ADA Jaén”

Javier Carmona Martín. Pasaban unos minutos de las diez de la noche del día 12 de junio cuando mi amigo Justo Gámez, sabiendo la vinculación y “feeling” que mantuve con él desde que jugó en el ADA Jaén, me llamaba por teléfono para darme la triste noticia de la muerte de Javier Carmona Martín. Esa enfermedad, que ni quiero mencionar, se ha llevado para siempre a Carmona I, que así era conocido en el mundo del balonmano. Javier Carmona, 58 años, fue uno de los grandes jugadores que formaron parte de aquel emblemático ADA, con el que Jaén, a mediados de los años 70, se dio a conocer en toda España con este maravilloso deporte del balonmano, y que espero que algún diga vuelva a resplandecer en nuestra tierra. Con su aportación los jiennenses pudimos ver en La Salobreja, equipos del renombre mundial del Atlético de Madrid, FC Barcelona, el primero que vino a Jaén en la máxima categoría, Granollers o el Calpisa. Con Justo Gámez como entrenador y amigo, Carmona I, gran extremo, compartió vestuario con aquellos inigualables jugadores como Gete, Pradera, Paco Sánchez, que luego sería técnico, Román, Carlos de Blas, Gugel, García Molina, Cuaresma, Latorre, Alex, Espejo, Ciuri, que también, junto a Carmona, estuvieron presentes hace un año en el homenaje que se le rindió a Honorato Morente, “alma pater” de aquellos grandes momentos y que también nos dejó hace unos meses.
Como deportista, Javier Carmona, era un jugador impresionante, profesional, con entusiasmo y fuerza que, junto a su carácter, salían a relucir para que el equipo superara la adversidad. Estos aspectos también los expuso en el Balonmano Bailén Independiente, del que formó asimismo parte acompañando a Gámez en aquella nueva aventura.
En el aspecto profesional, se ganaba su vida como médico de Huesa, su ciudad natal. Al principio compaginó sus estudios con el balonmano y, más tarde, durante treinta años desempeño su labor como médico rural, en su pueblo, que fue desde el principio su objetivo.
Atendía a sus pacientes con delicadeza, amabilidad y una gran humanidad, lo que hacía que más de uno saliera “curado” de su consulta. Le gustaba la caza que practicaba con un grupo de amigos. Javier Carmona demostró tener un gran corazón para todos los que tuvimos la suerte de conocerlo, y aunque parecía serio y lejano, cuando entablabas amistad se demostraba que estábamos equivocados y era el mejor amigo que podías encontrar.
El balonmano en Jaén vuelve a estar de luto, pero allá en el cielo, Carmona y Honorato Morente, ya ponen los cimientos para que este deporte también lo practiquen los que ya disfrutan de la vida eterna.
Se nos fue Javier Carmona, fuerza y corazón. Un abrazo para tu esposa, Águeda. Nos vemos. Paz y bien.