Fue el primer alcalde andalucista de la historia
Inocente Fe, un jaenero de la clase media que renovó la vida política de la ciudad, desde el Ayuntamiento y la Diputación, y la vida cultural desde la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y el Instituto de Estudios Giennenses (IEG). Su apellido, Fe, de origen castellano viejo (Logroño) lo trajeron sus tatarabuelos. Sus bisabuelos paternos ya eran jiennenses. Como tantos otros se afincaron en nuestra ciudad en el siglo XIX, en la Jaén capitalina en la que vive algún nieto y biznietos suyos.
Vuelvo a leer diversos materiales olvidados de don Inocente, algunos de los cuales yo mismo escribí en este Diario JAÉN hace más de 30 años, allá por 1982. Otras de Ortega Sagrista, María Amparo López Arandia, Francisco Espinosa, Manuel Caballero y Fernando Lorite. A comienzos de aquellos años difíciles del primer tercio del siglo XX, comenzó su vida pública don Inocente. Luego hubo un respiro económico. Inocente Fe a las elecciones municipales de la ciudad, por la Asociación Agrícola e Industrial. Una especie de Cámara de Comercio fundada, entre otros, por el empresario socialista, y luego alcalde de Jaén, José Morales Robles.
Inocente Fe realizó los estudios de Magisterio en Jaén y luego otros en Madrid, pero trabajó en Obras Públicas en nuestra provincia y en casi todo lo que acometía salía bien parado, tanto en lo empresarial, como en lo político y cultural. De su vida adulta podemos establecer cuatro apartados: el familiar, el político, el cultural y el religioso. Así lo hace su mejor biógrafa, la doctora en Historia, María Amparo López Arandia.
Se casó dos veces. La primera, con Eulalia del Consejo Olivares Herrera, la cual falleció con 37 años, tras ser una madre fecunda. Tuvieron por hijos a Inocente, Amelia, Elena y María del Consejo. Se volvió a casar en el Jaén republicano de 1939, un par de meses antes de finalizar la Guerra Civil.
Inocente Fe pasó todo el periodo bélico en Jaén. Que sepamos, no tuvo represalias ni de republicanos, ni de los nacionales. Siempre fue un hombre querido. Amigo del cronista Cazabán, con el que compartió tareas en las comisiones provinciales de Patrimonio y del incipiente Turismo, anterior a la fatídica guerra civil; siempre fue bien tratado en la revista cultural y bastante apolítica, “Don Lope de Sosa”, propiedad de Cazabán. También se hablaba de él y sus tareas en otros medios, como la revista “Paisaje”, Diario JAÉN o el “Boletín” del IEG. Primero fue concejal en la Corporación jiennense cuando hacía algo más de ocho meses que había muerto su primera mujer, Eulalia, de la que tuvo cuatro hijos. Al mayor, Inocente, que fue ingeniero agrícola, al cual conocí, con el que hablé largamente y al que le debo las dos fotocopias de las dos cartas mecanografiadas que Blas Infante le escribió, en los años 30. También le debo el haberme motivado en el conocimiento de la persona de su padre. Inocente Fe, hijo, tras trabajar en algún país latinoamericano como ingeniero agrónomo, volvió a España y falleció en Santander dónde vivía. Relatar los cargos político-administrativos en los que su padre trabajó sería prolijo en esta sección obituarial.
Como decimos fue concejal y luego alcalde durante casi dos años, diputado provincial durante años y años; vicepresidente de la Diputación, presidente accidental de la misma...
En cuanto a su labor en pro de la cultura, se centró en el patrimonio arquitectónico, escultórico y pictórico. Lo que le valió ser Académico de Bellas Artes de San Fernando. A él se debe el destino como Museo Provincial del actual edificio.
Su religiosidad hay que encuadrarla en lo más genuino popular, del que forma parte el universo de las cofradías jaeneras. Fue gobernador durante ocho años de la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. También editó un folleto sobre las saetas jaeneras y sus diferencias con las saetas sevillanas.
Falleció en su casa particular de la calle Rey Alhamar, en el llamado chalé de la Palmera. El chalé fue derribado y reedificado, pero como edificio de pisos. La palmera pasó a la rotonda de la calle Juan Montilla, junto al Seminario. Nuestro obituariado de hoy falleció en una España en los años de pleno desarrollismo.