“Feliz día de tu santo: Amigo, hermano”
Juanito “El Tropezón”. Es una pena saber que no volveré a verte de nuevo (en este mundo) querido amigo, querido hermano, hace ya tiempo que te fuiste de este mundo y nuestros corazones siguen aún vacíos por tu ausencia, por lo que le pedimos a Dios nos dé fortaleza para soportarla. Ahora ya solo tenemos tus recuerdos, que conservamos como si fueran oro. La vida te arrebató antes de lo previsto, ya que te fuiste cuando aún te quedaban muchas cosas por hacer, todos lloramos y seguimos llorando tu partida, lo único que nos consuela saber es que, allí en el cielo, estás mucho mejor junto a Cristo. Sabemos que te encuentras en otras dimensiones, donde no sufres ni tienes que luchar por la vida, pero igual te echamos de menos y nunca olvidaremos cómo te gustaba celebrar el día de tu santo, en el río o en cualquier otro sitio. Todos los años lo celebrábamos y siempre era un día muy especial, era hermoso divertirse a tu lado, todos los amigos.
Siempre te diferenciaste de todas las personas por tu gran carácter, tu gran corazón y tu bondad, cómo tratabas a todos, propios y no propios. Los que tuvimos la oportunidad y logramos conocerte tuvimos la suerte de habernos cruzado en tu camino. Tú fuiste parte de mi familia, como un hermano, tú siempre estabas pasara lo que pasara, en lo bueno y en lo malo, fueron tantos bellos y malos momentos que vivimos juntos. Los detalles las pequeñas cosas lo que parecía no importante son las que más invaden mi mente al recordarte, tener tu amistad fue una de las mejores cosas que me sucedió en la vida. Todos nos sentimos acongojados y siempre te recordaremos en cada momento, porque fuiste una persona excepcional. Gracias a ti aprendimos muchas cosas, siempre hiciste el bien y te esforzarte, con toda humildad, para ser feliz (a tu manera) y hacer feliz a los demás, desde el más grande al más pequeño, de tu familia y tus amigos, durante todos los días de tu vida, fuiste responsable, humilde y trabajador, hasta veinticuatro horas antes de tu partida. Fuiste alguien que siempre estabas dispuesto a tendernos la mano ante la adversidad, eras un padre protector y un amigo consejero, tus enseñanzas al igual que tu manera de ver la vida jamás se olvidarán pues mientras estuviste en este mundo nunca albergó odio ni rencor en tu corazón. En estos momentos donde la pena embarga mi corazón, pero no puedo dejar de mencionarte ya que has partido, te extrañaremos por todo lo que nos enseñaste y por todos aquellos momentos tan bellos que nos hiciste pasar, a todos juntos, a tu lado. Sé que no encontraré a otra persona igual, parecías serio, pero eras alegre, eras motivador, divertido, en los buenos y malos momentos siempre dibujabas una sonrisa y todos contábamos con tu apoyo, pues contigo pasamos gratos momentos que nunca se borrarán de nuestra memoria, por lo que siempre te tendremos presente.
Pues tu voz y tus hechos tenían el timbre y la hospitalidad, inconfundible, de la verdadera amistad, honestidad y honradez humana. Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte.
Te quiero, Juanito.