Descansa en paz, amiga

27 mar 2020 / 08:00 H.
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Hace 32 años llegamos un grupo de chicas dispar a la calle Virgen de la Capilla, junto a la residencia femenina Cristo Rey para pasar a la fase de “universitarias”. Allí nos tocó a ti y a mi compartir habitación con otras dos chicas más, aquello no era una habitación, era un auténtico zulo con dos literas haciendo una “L”, en el centro una mesa camilla y, como equipamiento extraño, un lavabo con un miniespejo en el que nos veíamos borrosas y que a ti tanta rabia te daba y que te hizo comprarte un espejo de aumento para arreglarnos las cejas y vernos con claridad la cara de los 18 años que iba arrebatada de ganas de vivir y de cumplir sueños; y para guardar nuestra sencilla ropa de pueblo —la mejor que nos pudieron comprar— un armario tan pequeño que no nos hacía sentir poco equipadas.

El día 3 de octubre de ese año te conocí, era mi cumpleaños, llegaste de Huelma con esa sonrisa que inundaba cualquier espacio.

Amiga, siempre tan alegre y tan comprensiva, tan “a la buena de Dios” como eras, quiero dejar en mi recuerdo tus últimos mensajes tan cariñosos, siempre alegrándote de todo lo que estaba consiguiendo, la que compartía contigo muchas noches una lata de atún que sabía a gloria y un poco de pan subido a escondidas de “La Solita”.

Descansa en paz y sirvan estas pequeñas notas para dejar constancia que fuiste una persona especial y maravillosa. Tus amigas de la Residencia nunca te olvidaremos y cuando esta etapa tan terrible pase haremos algo especial en tu recuerdo y a tu altura. Te quiero Magda (Magdalena Vico).

PD: No solo los mayores son los que se van... Así que, ¡quédate en casa!

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