Adela, mi madre

29 ago 2019 / 08:00 H.

Ya entre telas. Ya plena de alegría.

Ya de ovillos rodando por los suelos.

Ya de risas y agujas en los dedos.

Ya confunde la luz con la agonía.

Ya escondido su aroma en rebeldía.

Ya los ojos empiezan a estar quietos.

Ya olvidada de credos y desvelos.

Ya lejana y entera pasa el día.

Ya dejada de entradas y salidas.

Ya perdidas vergüenzas. Ya los miedos.

Ya su alma se parte en veinte vidas.

Ya cargada de íntimos secretos.

Ya cerradas las últimas heridas.

Ya la llama su Dios desde los cielos.