Tíscar, trece siglos de historia

    13 ago 2019 / 11:15 H.

    En mayo de este año se han se han cumplido 700 años de la conquista del castillo de Tíscar; también sabemos que el origen del castillo se sitúa en el siglo VIII en que, tras la invasión árabe, se reparten tierras. Los bereberes se establecen en diversos lugares y entre ellos, en Tíscar, Belerda y Huesa. Por ello este año en Quesada se están conmemorando los trece siglos de historia de Tíscar con diversos actos a lo largo del año: conferencias, conciertos, rutas de senderismo, exposiciones, etc. También la Cueva del Agua ha sido declarada este año Monumento Natural por la Junta de Andalucía.

    Tíscar fue importante ya desde época prehistórica al ser utilizada como la zona de entrada entre la Hoya de Guadix-Baza y la zona del Levante; constituye el camino más directo entre Quesada y Cazorla y la zona de Pozo Alcón. El uso de este paso queda atestiguado por las pinturas rupestres que encontramos en las numerosas cuevas que jalonan su recorrido.

    El origen del castillo de Tíscar hay que buscarlo en el siglo VIII cuando en las sierras de Cazorla y Segura se establecen tribus bereberes originarios de la actual Argelia. La palabra Tíscar viene de la palabra bereber Tischa que significa paso entre montañas o también zona de pastos en las montañas. El castillo se construye en una zona muy estrecha encajonada entre riscos y en el que las puertas del castillo permitían a voluntad abrir o cerrar el paso.

    La primera referencia a Tíscar la hace Ibn Hayyan relatando como en el año 896 un ejército emiral arrasa el castillo de Tíscar. Ahmad al Razi, en el siglo X, dice: “e ay un castillo a que llaman Tiscar, y es tan alto que le non pueden poner escala en ninguna manera, e non vos podría ome contar su alteza del su muro”. A inicios del siglo XII cuenta al-Idrisi que Tíscar pertenece al distrito de Baza y que, por su altura, por la solidez de su fortificación, la bondad del suelo y la pureza del aire es preferible a todos los puntos de España. Sólo se puede acceder a él por dos puntos distantes entre sí doce millas y por senderos muy estrechos. Hay allí rebaños y campos perfectamente cultivados y regados. La conquista de Tíscar se produjo el 26 de mayo de 1319 cuando el infante Pedro, regente de Castilla, con un gran ejército, que se había reunido en Úbeda, conquista los castillos de Tíscar, Huesa y Belerda. La conquista se narra en el capítulo XX de la Gran Crónica de Alfonso XI.

    En Úbeda se reunió un enorme ejército entre caballeros y peones. Lo formaban los maestres de las órdenes militares de Santiago, Alcántara y Calatrava y con los Arzobispos de Toledo y Sevilla y todas las gentes de la frontera. Llevaban con ellos muchos elementos de asedio de la época como cuatro catapultas, cuyas piedras llamadas bolaños sirven actualmente como adorno en Tíscar. La crónica recoge las impresiones del infante al ver Tíscar comentando que se quedó maravillado y espantando de ver lo fuerte que era y como tuvieron que calzarse esparteñas para subir por las cuestas hasta el castillo. La conquista se produjo porque, después de 13 días de lucha, Pedro de Hidalgo con algunos hombres más, ascendieron de noche hasta la Peña Negra y se apoderaron de ella. Esto desmoralizó a los moros que se rindieron y se marcharon en número de 4.500 hasta Baza. En el reinado del rey Alfonso XI se entrega el castillo y la villa de Tíscar a Úbeda y será en este período cuando empieza a repoblarse y se construye el castillo cristiano de la Peña Negra que es el que vemos actualmente. En 1489, durante el asedio de Baza, los Reyes Católicos utilizaron a Quesada como una de las bases militares donde se enviaban víveres y armas. Para acoger el ingente trasiego de recuas y arrieros se construyeron en Tíscar mesones y posadas. Será en esta época, muy posiblemente cuando la Virgen de Tíscar comience a ser conocida.

    Tuvo fortificaciones en época cristiana —en La Peña Negra se construyó un pequeño castillo en el siglo XIV. Consta de una pequeña torre del homenaje y un patio de armas— así como en época musulmana y árabe.

    Las primeras menciones al Santuario de Tíscar se producen en el siglo XVI: el Padre Jerónimo Román de la Higuera (1538-1611) menciona su existencia y Argote de Molina en 1588 en su libro dedicado a Felipe II “Nobleza del Andalucía” también lo menciona. En el siglo XVII Fernando Alonso Escudero de la Torre, basándose en crónicas anteriores relata el suceso de la destrucción de la virgen. Estos relatos los recogerá D. Ángel Alcalá y Menezo en su libro Pedro de Hidalgo o el castillo de Tíscar (Madrid 1884). El papa Clemente VIII concede indulgencias a los fieles que visiten el santuario en una Bula de 3 de marzo de 1603. La plaza del santuario fue ampliada en 1628. El 3 de julio de 1675 el cardenal de la diócesis de Toledo Pascual de Aragón realizó una visita a la ermita de Tíscar y nombra un religioso para que atienda las necesidades religiosas de los habitantes de la zona. En 1726 el cardenal Astorga y Céspedes concede 100 días de indulgencia a los que recen una salve ante la Virgen de Tíscar. El papa Pío IX concede indulgencias a los que visiten la iglesia de Tíscar. En 1954 se produce la coronación canónica de la Virgen de Tíscar.