Talleres para todos los gustos

Escultura, alfarería y cetrería son algunas de las exhibiciones que se han realizado

20 mar 2016 / 11:56 H.

No habían dado las doce y media del mediodía, cuando, en la segunda jornada de la Feria de los Pueblos, Luis Emilio Vallejo, arqueólogo y director del Museo de Porcuna, se embutía los guantes y se colgaba al cuello las gafas con las que, pocos minutos después, se protegería los ojos de las lascas que, inevitablemente, saltan cuando se cincela la piedra. Durante una hora y media, Luis Emilio Vallejo mostró a cuantos se acercaron a la zona de demostraciones del Palacio de Congresos del Ifeja cómo debió ser esculpido el toro orientalizante de Porcuna.

Sirviéndose de un clon que, a diferencia del original, podía tocar quien sintiera el interés de conocer táctilmente el proceso de escultura en piedra, Luis Emilio Vallejo hizo de su taller experimental un espectáculo. Y no solo lo consiguió por el proceso en sí mismo, sino por su aplicación al clon de esa divinidad astral, esculpida en el siglo VII antes de nuestra era en la que su autor o autores debieron invertir unas 300 horas de trabajo utilizando, “por primera vez”, cinceles de hierro, como recoge un artículo de la revista Complutum, a partir de las investigaciones que, desde hace ocho años, realiza el Laboratorio Experimental de Escultura Ibera del Museo de Porcuna.

Este interesante taller es solo una muestra de las diferentes exhibiciones de oficios que se han desplegado a lo largo de las tres jornadas que dura la Feria de los Pueblos. La alfarería de Úbeda, famosa en todo el mundo, gracias al trabajo de Paco Tito, no podía faltar. “Memoria de lo cotidiano” fue el título de uno de los talleres de alfarería que pudieron contemplar los visitantes, hipnotizados por la imagen fílmica de unas manos mojadas de agua y barro modelando un ánfora bajo la mirada de varios pares de ojos.

Juegos de habilidad, artesanía en goma eva, madera y miniaturas, o talleres de escalada y una pista de karts de pedales, fueron otras de las propuestas de estos tres días en los que uno de los expositores más atractivos de la feria fue el de cetrería de Pedro Mariscal, responsable de Villaocio “El Molinillo” (de Navas de San Juan).

Niños y mayores, mujeres y hombres. No había distinciones entre los visitantes que se quedaban paralizados delante de la lechuza, del búho real, el águila de cola corta, el halcón peregrino o el cuervo común que formaban parte del expositor de este “taller de cetrería”. “Son animales que se ven en ferias medievales, pero la diferencia es que aquí es más personal y dejamos que los toquen y, además, por las tardes, hacemos algún vuelo”, indicaba Mariscal, que subrayó: “Lo que intento es que aporte educación ambiental”.

Como en el aula de la naturaleza que es “El Molinillo”, en estos talleres los visitantes pudieron ver cómo comen estas rapaces y los cuidados que requieren para aparecer mansas como cuando descansaban en el brazo de Mariscal, que se confesaba sorprendido de la reacción que las aves provocaban en personas con síndrome de Down o con algún tipo de discapacidad. “Es como si quisieran abrazarlas”, señaló el empresario, que, acompañado de un psicólogo, desde hace 8 meses, trabaja en técnicas de psicoterapia con rapaces. “¡Y alucinan!”, destacó Mariscal, que despertó el interés de alguna residencia en esta Feria de los Pueblos. Y es que eso es esta iniciativa que acaba de llegar al fin de su tercera edición. Es una muestra de la riqueza y de la variedad que alberga una provincia con “muchos recursos y potencial” que —como indicó el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, en la jornada inaugural— solo tiene que aprovecharlos.