La cara amiga que se encuentran las mujeres que buscan a alguien que les eche una mano en alguna ocasión de dificultad en sus vidas
PREMIO montizón

María Dolores Domenech Señoret (en el centro de la imagen, en la celebración del décimo aniversario de la asociación de mujeres de Aldeahermosa) es como una especie de “médica de pueblo”, de esas facultativas que tienen repartidos a sus pacientes por varios municipios. Su profesión es la de informadora y animadora del Centro de Información a la Mujer y trabaja a caballo entre Montizón, su pueblo de nacimiento, Navas de San Juan, Castellar y Chiclana de Segura. Cuando comenzó su labor, hace quince años, en este último municipio las llamaban a ella y a su compañera las “separamaridos”. Aún era pronto en la comarca y en el resto de España para el feminismo. Tres lustros después, ya no tiene ese mote y sí muchísimas satisfacciones, como la de una mujer que vivía un auténtico infierno en su casa, maltratada, ninguneada. “Parecía que tenía 70 años y tenía 50. Ha cambiado su aspecto y está mucho mejor, libre y dispuesta a todo. Cuando logró su primer empleo, para apenas quince días, vino y me dio un abrazo”, relata. Es una de las satisfacciones de esta técnica de uno de estos centros, que tienen una extensa red en la provincia, que, al saberse galardonada, lo primero que pensó es “hay mucha gente que hace lo que yo hago”. “Me chocó, fueron sentimientos encontrados, aunque agradezco mucho que hayan pensado en mí”, reflexiona. Su labor diaria, que la lleva a centros educativos, con ampas, colectivos de mujeres y, en general, con todas las entidades de la comarca, también la conduce a la autocrítica y a plantear un punto de vista valioso, pues llega desde la calle. “Hay chicas que te cuentan cosas que te destrozan el alma. El que dicen que su amor las controla, hay un maltrato entre los jóvenes y da mucha rabia, después de todo lo trabajado”, argumenta. En ocasiones, ve cómo es la madre de una de estas víctimas la que la espolea para que tome una decisión contra aquel que le amarga la existencia. “Hay algo que no hacemos bien, bien por las políticas, el sistema educativo, porque falta prevención, me extraña. Además, en esta zona hay un alto nivel de embarazo en chicas jóvenes, hasta con 16 y 17 años. Su pareja, que suele ser mayor, les parte la vida”, considera esta experta que lleva toda su vida en Montizón, salvo la etapa en al que completó sus estudios de Trabajo Social. Un curso de animador sociocultural en el antiguo INEM y unas prácticas en la Diputación le cambiaron la vida para bien, ya que le abrieron las puertas de su actual profesión. Salió la convocatoria para cubrir la plaza del Centro de Información a la Mujer y su preparación le permitió acceder al puesto. Su labor es clave, porque es la primera que atiende a aquellas que acuden a estas dependencias, porque las maltratan, porque necesitan asesoramiento jurídico. Asegura que nunca ha tenido miedo y sí que son muchas las satisfacciones en este tiempo.