Encierros a pie de calle y con un toque a San Fermín

Las reses recorren varios kilómetros hasta llegar a Benatae y realizar el camino a la plaza

23 ago 2018 / 12:41 H.

La cultura del ganado se encuentra muy arraigada en municipios como Benatae desde tiempo inmemoriales, guardándose la tradición a lo largo de los años para que las fiestas no pierdan ese poso y sabor a añejo. A lo largo de la historia son muchas las circunstancias que rodearon al municipio, con épocas más boyantes económicamente hablando que otras. Precisamente en los años 50, en la España del hambre, la corporación municipal evaluaba si se trataba de un año propicio para realizar las fiestas o no, solicitando incluso donativos a los naveros para que las fiestas pudieran ser una realidad. Una tradición que, de manera simbólica, mantiene Benatae hoy día.

Esa conexión con el pasado siempre presente, representa a la perfección la relación que existe en el municipio con las reses y la conservación de una tradición que permanece inamovible. De esta forma, cada año, las reses elegidas para los encierros se llevan de la ganadería hasta “La Tiná”, que se encuentra a unos tres kilómetros del pueblo. Allí descansan los animales las jornadas previas a las fiestas. Las tres vaquillas escogidas cada día, junto a siete bueyes, parten por la tarde hacia Benatae, escoltados por jinetes a caballo —y coches, por si fuera necesario por motivos de seguridad y evitar que las reses tomen un camino alternativo, como ya ocurrió en las fiestas de julio, cuando todo el grupo entró por una carretera diferente, entre el tráfico rodado que iba de Benatae y Siles—, pasando por la fuente de San Marcos, donde mucha gente se arremolina para ver a los animales. Una travesía que se realiza a paso lento, algo que cambia por completo al llegar a la entrada del pueblo.

Una vez se llega a las calles del municipio, los caballos emprenden el camino de vuelta y se “aprieta” a las reses para que cojan velocidad. Ahí comienza un encierro “estilo San Fermín”, como lo define José Munera, teniente de la alcaldesa y concejal de Festejos. Las reses corren en grupo hasta llegar a la plaza de toros, donde posteriormente vuelven de una en una para que los recortadores hagan las delicias de los asistentes. Durante el recorrido “la calle se pone que no puedes pisar”, afirma Munera.

Las festejos se dilatan hasta las 21:00 horas, momento en el que las reses emprenden el camino hacia el matadero. “Antes se las sacaba de nuevo a la calle, con una soga, y la gente les echaba agua. Se recuperaban y volvían a la ganadería. Ahora la normativa no lo permite”, recuerda Munera, que defiende el mantener todo lo posible la esencia clásica de los encierros: “La tradición de toda la vida es hacer los encierros a pie, porque si en Benatae traes una res en una caja y la sueltas en el pueblo no viene nadie. Mientras se puedan conservar las cosas como se hicieron siempre, en Benatae se hará así”. Una tradición muy arraigada que se quiere mantener para disfrute de todos.