El origen de una tradición
Las fiestas de La Cerradura son anteriores a la propia población. Estas comenzaron antes de que existiera la aldea, que nació en el siglo XIX aproximadamente. Sobre 1820 se empezó a formar la aldea, y a partir de 1860 – 1870 ya tenemos una estructura de aldea, pero sin embargo las fiestas se celebraban mucho antes porque las fiestas de La Cerradura están relacionadas con la feria de ganado de Noalejo. Esta era una feria significativa en la que se llegaban a juntar sesenta mil y setenta mil cabezas de ganado. Entonces, la feria era importante. Al amparo de la feria de Noalejo había todo un tránsito de gente llevando el ganado a la feria para venderlos. En el sitio donde se celebraban las ferias, en este caso Noalejo, se pagaba al Ayuntamiento de turno por cada transacción que se hacía, por lo cual surge que los pueblos cerca de Noalejo, como Campillo de Arena y Campotéjar, empezaron a hacer negocio para no pagar esos impuestos sobre las transacciones. En ese momento el Rey Fernando VII consigue una orden prohibiendo hacer negocios en estos sitios para que todas las transacciones se ejecutaran dentro del término municipal de Noalejo que era quien tenía reconocida la feria, pero no dijo nada de Pegalajar, y aquí empieza la picaresca. La gente de Pegalajar sabía que los ganados pasaban por La Cerradura, y cuando llegaba la feria de Noalejo, la gente de Pegalajar se bajaba a La Cerradura hasta tal punto que la vida en el pueblo se paralizaba. Se cortaban las clases en los colegios, se dejaba de trabajar, se paraban todas las actividades. La gente esperaba a los ganaderos que venían en La Cerradura para hacer transacciones en el camino. Allí se compraba y se vendía, y al amparo de estos negocios, que eran las ferias, es cuando surge el ambiente festivo de transacción, de trato, de negocio y demás. Con el tiempo la feria de Noalejo desapreció, pero como en esas fechas eran los días de jolgorio de los habitantes que estaban allí, se mantuvieron en el tiempo.
La aldea viene celebrando ferias desde el siglo XVIII. Surge el núcleo urbano de la aldea, la gente sigue celebrando en esas ferias ya lo poco que queda de las ferias de ganado, porque cada vez pasaban menos ganaderos por La Cerradura porque se extinguió la feria de Noalejo, pero sí se mantuvo el ambiente festivo, no con la importancia de aquellos tiempos, pero se mantiene. El ambiente se mantiene sin patrón asumido y sin ninguna razón. Eran fiestas porque eran fiestas, de los años anteriores. Por lo averiguado, sobre 1920, hay dos factores determinantes para que las fiestas de La Cerradura dejasen de ser únicamente lúdica, y comenzasen con una celebración religiosa concretando el patronazgo en Nuestra Señora bajo la advocación de la Purísima Concepción. El primero de los motivos es la celebración en varios pueblos del arciprestazgo de Huelma de la Santa Misión, que corrió a cargo de los Padres Misioneros del Inmaculado Corazón de María. El segundo fue que José Morillas, párroco de Pegalajar desde el año 1917 hasta 1926, tuviera casa en La Cerradura, pues es precisamente en sus fincas, donde está ubicada la ermita, que él mandara construir sobre los restos de otra ermita más antigua dedicada a la Santa Cruz, según el testimonio de Pascual Madoz, recogido en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845.
Será José Morillas quien se encargue de llevar la imagen de la Inmaculada a la nueva ermita y de celebrar una misa diaria en su honor durante los días de fiesta, que eran el 8, 9 y 10 de septiembre. Fue el párroco de Pegalajar el que comenzó a dar un carácter religioso a las fiestas de la aldea. Esta costumbre se perdería durante la Guerra Civil, pues la imagen quedó destruida y la ermita seriamente dañada. Tras el paso de la guerra, se reconstruyó la ermita y se mandó a hacer una nueva imagen, en menor tamaño que la anterior y con soportes inferiores para poder procesionarla. Fue el 8 de septiembre de 1939 cuando se celebró la primera procesión de la nueva imagen, una tradición que dura hasta nuestros días
A día de hoy, la misa por la mañana y la procesión por la tarde en honor a la Purísima de la Concepción el día 8 de septiembre de cada año es una tradición que ha tenido un profundo calado en la aldea de La Cerradura. La gente de hoy siente devoción por la patrona. En este momento la gente se vuelca con ella, la vitorea y sienten estar vinculados a la Purísima, aunque no sea una tradición muy antigua que venga de un hecho extraordinario, desde que en 1920 llegara José Morillas a instaurar la imagen de la patrona, y tras la reanudación de la tradición después de la guerra, concretamente en el año 1939.